Archivos Mensuales

mayo 2014

Infórmate, monitorea, involúcrate y actúa

monitoreo-ciudadanoEn las últimas entradas hemos estado hablando de la importancia y de la responsabilidad que tenemos como ciudadanos para incidir en las decisiones políticas. Ya hemos mencionado que informarnos responsablemente es un principio para el cambio.

Volviendo al tema de la ley de Telecomunicaciones, la coyuntura nos muestra que nos encontramos en un momento decisivo donde la sociedad civil debe dar seguimiento a las discusiones y monitorear el proceso de las reformas secundarias, a pesar de las cortinas de humo que se pretenden utilizar.

Para aclarar un poco más el panorama, Gonzalo Olivares Velázquez, Director General de Psiquepol nos comparte su punto de vista:

En la discusión de la ley secundaria en materia de Telecomunicaciones, se está reflejando algo que normalmente es más sutil o a veces prácticamente irreconocible: la poderosa confrontación de los intereses que hay en juego.

El fundamento de dispersar el poder, sobre el cual se basa nuestra República, tiene que ver con la imposibilidad de que una sola tendencia domine una discusión y que, a partir del convencimiento y la vigilancia mutua, se lleguen a las mejores decisiones con base en el interés nacional. ¿Pero qué pasa cuando existe un tema, como las telecomunicaciones, donde existe un claro conflicto entre lo público y lo privado, y aún en lo privado intereses tan confrontados que afectan lo público?

Mony de Swaan, ex presidente de la Comisión Federal de Competencia (Cofetel), mencionó recientemente en una mesa de discusión de la Reforma de Telecomunicaciones en la Ibero lo siguiente: La iniciativa “ha generado una incertidumbre monstruosa en los mercados internacionales pues no se sabe si México decidió abrir sus fronteras a la competencia o si seguimos siendo amigos de la concentración” en el sector.

En el mismo foro, Irene Levy, académica del departamento de Derecho de la Ibero, señaló que: “la definición de productor nacional independiente de contenidos audiovisuales incluida en la Ley Federal de Telecomunicaciones favorece principalmente a Televisa, que podría asumirse como tal.”

Lo más interesante del tema, sin embargo, es que las empresas no están cabildeando directamente sus intereses, ni siquiera a través de despachos de cabildeo. Son los propios actores políticos, sus grupos políticos, los que tienen claro hacia dónde van y a quién representan. En Estados Unidos se dice que son los super bonos – de acuerdo al libro “Republic, Lost: How Money Corrupts Congress and a Plan to Stop It” de Lawrence Lessing, los que van determinando el “intercambio de favores” hacia los intereses privados; pero en México no existe esa figura, no hay reelección legislativa, ni financiamiento de parte de los despachos de cabildeo hacia las campañas. 

Pero tampoco hay discusión de fondo en los temas más álgidos, como el de Telecomunicaciones. Los legisladores no leen las iniciativas, no tienen tiempo ni elementos para analizarlas, no le entran a los asuntos con la profundidad que se requiere; simplemente votan conforme a lo que se acuerda en las reuniones internas previas de los partidos antes de las Sesiones del Congreso, en donde se expone y discute la postura final del partido. Por eso es evidente que el cabildeo de estas empresas, las más grandes e influyentes del país (y no sólo Televisa), se hace directamente a través de los grupos políticos, de los partidos políticos, de los tomadores de decisión política. 

A pesar de que los intereses privados sean los que quieren prevalecer sobre el beneficio de la ciudadanía, aún tenemos herramientas para hacernos sentir, para hacer valer nuestros derechos, y entre todos y todas llevar a cabo el proyecto de nación que queremos y que nos merecemos.

Entendiendo el monitoreo ciudadano como “una forma de participación ciudadana que consiste en la realización de ejercicios sistemáticos, independientes y planificados para observar, dar seguimiento y proponer mejoras sobre aspectos, como la manera en que los servidores públicos toman decisiones y utilizan los recursos públicos; cómo se generan y cuáles son los resultados de la gestión pública, su apego al marco legal y el cumplimiento de metas y planes estratégicos”[i]desde #CabildeoCiudadano les queremos compartir información sobre las discusiones de la Ley de Telecomunicaciones, como también las cuentas de Twitter de algunos servidores públicos que están relacionados con este tema.

La idea es que tomemos acciones, nos informemos, preguntemos, estemos atentos a las discusiones. Es hora de utilizar las redes sociales para hacer cabildeo, #DaleSeguimiento a los temas de la #LeyTelecom, porque es TU país y TU futuro los que están en juego. Ejerzamos nuestro derecho de acceso a la información, involucrémonos en el seguimiento de las decisiones de nuestros representantes y hagamos un monitoreo en donde la rendición de cuentas sea el pilar fundamental de los legisladores.

Iniciativa de leyes secundarias en materia de telecomunicaciones

//comunicacion.senado.gob.mx/index.php/telecom

Diputados que integran la comisión de Radio y Televisión

//sitl.diputados.gob.mx/LXII_leg/integrantes_de_comisionlxii.php?comt=47

Purificación Carpinteyro @PuriCarpinteyro

Adolfo Bonilla @FitoBonilla

Martha Gutiérrez @MarthaGtz

Simón Valanci @DipSimonValanci

Patricia Lugo @Patricia_LugoB

Beatriz Zavala @BeatrizZavala

Roxana Luna @RoxanaLunaP

Ana Lilia Garza @algcadena

Luisa Alcalde @LuisaAlcalde

 

Senadores que integran la comisión de Radio, Televisión y Cinematografía

//www.senado.gob.mx/comisiones/radio_tv_cine/integrantes.php

Alejandra Barrales @Ale_BarralesM

Itzel Ríos @SoyItzelRios

Javier Corral @Javier_Corral

Javier Lozano @JLozanoA

 

[i]Guía para el monitoreo ciudadano //www2.asa.gob.mx/ServletRepositorio?id=603

(imagen: //www.bylconsultora.com.ar)

 

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler

 

Escenario político mexicano actual: ¿ausencia de ideologías claras y representantes de éstas?

Subcomandante MarcosEl fin de semana el subcomandante “Marcos” reapareció en la escena pública tras 5 años de ausencia para comunicar que dejaría la vocería del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para ceder su cargo al “Subcomandante Insurgente Galeano”, personaje ficticio creado en referencia a un zapatista asesinado recientemente. Esta decisión obedece en palabras de “Marcos” a que su “personaje”  ya no tiene vigencia en la estrategia actual de resistencia del EZLN.

El argumento de una acción tan trascendente como cambiar la cara más visible de un movimiento siempre es válido y entendible en un contexto que exija dinamismo, o como respuesta a un cambio de coyuntura o de estructura. En el caso particular del hoy “extinto” Marcos no queda claro a qué obedece esta modificación, sobre todo porque no se vislumbra en la agenda un revire o un elemento en la situación que justifique la acción.

El EZLN forma parte de un movimiento que nació como guerrilla pero que viró hacia una fuerza política “de izquierda” y cuya situación hoy parece similar a la que esa ideología atraviesa en México; simplemente se ha diluido. Así lo demuestran también las diferencias que se aprecian al interior del PRD, en la pugna que es cada vez más evidente entre las corrientes agrupadas a los distintos “presidenciables”.

Pero también en el otro polo del espectro político se aprecian las diferencias. El PAN  renovó su dirigencia el fin de semana pasado en medio de un fuerte clima de descalificación y poca discusión respecto de su propuesta frente al gobierno actual, en una batalla en donde finalmente ganó el ala negociadora de las reformas.

Parecería ser que, frente al próximo periodo extraordinario de sesiones, en donde se discutirá legislación secundaria muy relevante para el país, el PRI va bien cobijado, sin oposición ideológica o fuerza política que pueda generarle un contratiempo.

Hay quienes dicen que el PRI ha operado para que esto suceda así, a través del fortalecimiento de las corrientes afines dentro de los partidos de oposición y el aislamiento de los grupos contrarios. Otros piensan que las propias fuerzas políticas tienden a fraccionarse cuando no existe un líder claro que las cohesione. Quizás lo que ha sucedido es una combinación de ambas, un escenario en donde no hay ideologías claras ni representantes de éstas.

(imagen: //media.roarmag.org)

El futuro está en que las empresas se vuelvan más responsables y las organizaciones más sostenibles

Alianza OSC y empresas

(imagen: www.alternativasycapacidades.org)

En un artículo anterior hicimos mencionamos que el cabildeo en México surgió como parte de una serie de actividades planeadas que pueden ser ejercidas por diversos grupos para influir en la esfera pública, y enfatizamos cómo se beneficia la ciudadanía de un cabildeo con responsabilidad social.

También definimos el cabildeo ciudadano como aquél que contempla el fomento de la transparencia en las relaciones entre instituciones tanto de gobierno como de las empresas, incluyendo a las OSCs como un aliado fundamental para el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas en beneficio de la ciudadanía, maximizando su impacto y minimizando las consecuencias negativas.

Para ligar estos conceptos es necesario tener una visión más comprensiva de lo que implica la RSE como proceso de mejora continua, y no reducirla a actividades esporádicas y aisladas, si no asumirla como un proceso de cambio, en el cual la empresa crea en forma simultánea valor económico y valor social (Michael Porter y Mark Kramer).

De acuerdo con el Centro Mexicano de Filantropía (Cemefi) El Distintivo ESR® es un elemento gráfico que acredita la relación de la empresa ante sus públicos de asumir voluntaria y públicamente el compromiso de implantación de una gestión socialmente responsable y de mejora continua, como parte de su cultura y estrategia de negocio.

Hoy en día volverse socialmente responsable es una ventaja competitiva para las organizaciones. El que no contemple la sostenibilidad y la RSE como base de su estrategia de negocios difícilmente podrá sobrevivir en el mercado, mucho menos florecer. Esto nos remite a la relación entre el segundo (empresas) y tercer sector (OSCs), y las posibilidades que existen para generar valor compartido más allá de la limitada relación entre donante-donataria. Las OSCs tienen mucho que aportar al sector empresarial y viceversa. En primera instancia, las OSCs pueden fungir como intermediarios, aliados y asesores en los procesos de incidencia sobre el marco legal que regula sus actividades; llegando a acuerdos y proporcionando información valiosa sobre las necesidades de las comunidades y grupos vulnerables a los que atienden. Ahí se forma un equilibrio entre los aspectos económicos y sociales en los cuales ambos grupos interactúan. De esta manera se beneficia al sector y por lo tanto, a los ciudadanos. En segunda instancia, las empresas entran en contacto con sus audiencias de una forma más orgánica, logrando así, una comunicación real y un conocimiento de las demandas de éstas, propiciando la obtención de retroalimentación y posicionamiento más favorable del entorno en el que interactúan.

Tanto las empresas como las organizaciones civiles pueden desarrollar un papel de aliados y consejeros para la construcción de un marco legal y una plataforma económica sostenible a largo plazo, y co-escribir las reglas del juego.

El cuarto sector

En los últimos tiempos se ha registrado la presencia emergente de un cuarto sector, que caracteriza la relación de equilibrio entre lo social y lo económico. Son empresas que nacen con objetivos financieros para llevar a cabo fines sociales.

Las tipificaciones actuales de las organizaciones “con fines de lucro” o “sin fines de lucro” como modelos institucionales, presentan limitantes ante el cambio social y económico que está generando la necesidad de construir plataformas sostenibles. Cada vez nacen más organizaciones, pero los recursos destinados a ellas siguen siendo los mismos, haciendo muy difícil su supervivencia. Las empresas se enfrentan también  a un ámbito que ha evolucionado en sus preocupaciones por el impacto social y ambiental de sus actividades. (Antonio Vives, p. 55) Es por eso que han surgido formas híbridas que buscan atender tanto a las necesidades económicas como sociales. Esta nueva forma permite un mecanismo de operación más flexible y promueve una economía solidaria. A éste sector híbrido en efervescencia se le llama cuarto sector. (Antonio Vives, p. 55)

El análisis de Antonio Vives Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica. Volúmen III, ofrece estudios de caso y análisis sobre el estado y progreso de la responsabilidad social en Iberoamérica, que incluye a los consumidores como motores de participación.

Los ciudadanos como individuos también tenemos responsabilidades acerca del impacto social que generamos con nuestro consumo. Bajo nuestra perspectiva, para hacer cabildeo no sólo se requiere de instituciones, si no también de consumidores responsables y congruentes que consuman de empresas y organizaciones que lleven a cabo los valores que predican, que no contribuyan con la desigualdad o dañen al medio ambiente, y que traten a sus empleados bajo condiciones justas. Dar seguimiento al avance de la RSE en México hoy es fundamental para crear juntos una plataforma económica más equilibrada y justa.

 

Bibliografía

Antonio Vives: Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica. Volúmen III. Edited by Cumpetere.

Consejo Internacional para Rehabilitación de Víctimas de Tortura (IRCT) (2007): Guía para el Cabildeo. El Proyecto del Financiamiento Sostenible.

Juan Felipe Cajiga Calderón: El concepto de Responsabilidad Social Empresarial. Cemefi. Available online at //www.cemefi.org/esr/images/stories/pdf/esr/concepto_esr.pdf.

Julia Romero Cabildeo Ciudadano (2014): El Cabildeo y la RSE. Psiquepol.

//www.cemefi.org/esr/images/stories/pdf/distintivo%20esr/convocatoria%20para%20obtener%20el%20distintivo%20esr%202014.pdf

 

Julia Romero

Comunicóloga y Maestra en Educación Intercultural

@Sashantia1

El tema electoral es uno de los principales retos que enfrenta la consolidación de la democracia

reforma político electoral

Sin confianza no puede haber espacios para la cooperación y la interlocución política. El pasado jueves se aprobaron las leyes secundarias de la Reforma Constitucional en materia electoral en un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso, con un resultado que deja a la ciudadanía con un sabor agridulce.

Entre los avances de estas nuevas reformas secundarias está el tema de la fiscalización de recursos, las candidaturas ciudadanas y la concentración en materia de organización y fiscalización de elecciones en el Instituto Nacional Electoral (antes IFE), no sólo las federales como ocurría antes, sino también las locales.

Los puntos sobre los que ésta reforma deja muchas interrogantes y dudas son, por ejemplo, el tema de las candidaturas independientes, mismas que ahora necesitarán del 1% del padrón electoral para ser aprobadas, algo así como 780 mil firmas. ¿Habrá alguien capaz de lograr un apoyo así sin una estructura partidaria? Para el tema de la fiscalización de contenidos mediáticos no explícitos como entrevistas u otros contenidos editoriales, no se establecen del todo los criterios para definir cómo identificar cuando una entrevista o contenido fue pagado o no, con todos los inconvenientes y suspicacias que esto genera (como ocurrió con los candidatos de todos los partidos políticos en las pasadas elecciones).

Finalmente el tema de la enorme fiscalización y complejidad que conlleva que un solo órgano coordine todas las elecciones. Incluso en la legislación tal como quedó, no es del todo claro qué sucederá en varios puntos de convocatoria de los comités distritales cuando las elecciones no sean concurrentes, es decir, cuando las elecciones locales no empaten con las federales.

Todos estos temas vuelven a poner sobre la mesa uno de los grandes debates de la llamada Transición Mexicana, talón de Aquiles en materia electoral de la consolidación de nuestra democracia. Si bien no se puede reducir la calidad democrática al tema electoral, en México hemos visto cómo sexenio tras sexenio van saliendo problemáticas y maneras de evadir la ley que terminan por lastimar el clima de acuerdos y la posibilidad de establecer canales de cooperación ante el sentimiento perpetuo de sentirse excluido y aprovechado por parte de algunas fuerzas políticas. 

Uno de los grandes retos que México tiene en el proceso de consolidación de su democracia pasa forzosamente por el tema electoral. ¿Cómo hacemos para que no tengamos que hacer una legislación parchada cada año, partiendo de principios generales que garanticen la transparencia y confianza en las instituciones? Hoy después de 18 años en que el IFE fuera visto como la máxima creación democrática del país, poco queda de ese espíritu ciudadano con toda la pérdida de capital político social. Parece ser que el problema de fondo radica en nuestra falta de capacidad para confiar y cooperar más con los demás. Es un tema de apertura y tolerancia donde los actores políticos parecen sólo proteger sus intereses; pero es ahí donde la ciudadanía tiene la oportunidad de reclamar el espíritu que dio forma al hoy extinto IFE.

(imagen: www.clarinveracruzano.com)

Bajo qué parámetros podemos considerar o no a México como un Estado Fallido

En la última semana los índices de violencia en el país han vuelto a repuntar en la percepción de la ciudadanía, particularmente en Tamaulipas, donde se han visto varios videos en la red social YouTube con balaceras a plena de luz del día en ciudades como Reynosa, Tampico y Victoria. Paralelamente a los actos de violencia, la ciudadanía ha salido a protestar y marchar por la paz en Cuernavaca y en Tampico, donde la escalada de violencia continúa. Además de Tamaulipas y Morelos, está el caso de Michoacán donde las llamadas autodefensas, ya deshabilitadas como tal, siguen activas en muchos lugares ante la amenaza de los carteles locales.

Ante todos estos actos cuyos principales afectados son los ciudadanos, ha surgido nuevamente el debate sobre si México es o no un “Estado Fallido” frente a la incapacidad del gobierno de hacer cumplir la ley y garantizar la seguridad de sus pobladores. Al respecto existe un intenso debate acerca de lo que implica un Estado con estas características; incluso el Fondo por la Paz con sede en Washington publica anualmente su listado de estados fallidos a partir de 12 indicadores, incluyendo: indicadores demográficos, número de refugiados, grupos de agravio, fuga de cerebros; subdesarrollo, declive económico, deslegitimación del Estado, servicios públicos, aparatos de seguridad, desigualdad social, intervención externa y derechos humanos. México está en el lugar 97 de 177 naciones analizadas.

Índice de México como Estado Fallido

(imagen: seguridadnacionalhoy.com)

A partir de este estudio, “objetivamente” se podría ubicar al Estado mexicano en un riesgo alto de colapso, pero es importante mencionar que desde la ciencia política no hay una teoría general del Estado Fallido que justifique plenamente los indicadores que el índice del Fondo por la Paz establece.  Es decir, no hay una relación empírica directa entre esos indicadores  y el fracaso (o éxito) de los Estados.

Si bien no se pueden negar los grandes problemas de gobernabilidad que viven varias regiones del país, tampoco se podría asegurar la inminencia de un estallido social. El gran problema con la clasificación de Estados Fallidos ha sido el riesgo en que, desde 2002, Estados Unidos ha visto a su propia seguridad nacional, ya que estos Estados representan semilleros de agrupaciones desestabilizadoras que pueden ser precursoras de grupos terroristas. A partir de ese año, la política exterior norteamericana ha puesto los ojos en estos países para justificar la necesidad de intervenirlos ante la mirada internacional , aunque no necesariamente por la vía militar. Partiendo de este argumento de seguridad, no es gratuito que el discurso de México como un estado fallido venga precisamente de ellos, donde los vecinos del norte ven con reparos a nuestro país ante la potencial amenaza fronteriza que representa.

Independientemente de los índices y los debates acerca del posible fracaso de México como Estado, no se puede caer en juicios categóricos que no contemplen elementos más complejos que los enlistados en el documento del Fondo por la Paz. Hoy México tiene en el tema de seguridad uno de los grandes problemas de las últimas décadas. Sin embargo, es cierto, no se ha hecho un análisis profundo de las causas que han originado esta situación; incluso los índices de Estados Fallidos no contemplan la aplicación de políticas neoliberales que en muchos de los países listados han sido en parte responsables del repliegue en las funciones sociales del Estado, acentuando las desigualdades en la mayoría de los casos.

Como ciudadanos, es importante conocer la naturaleza del debate a fin de tener herramientas para juzgar objetivamente los problemas nacionales, más a la luz de nuestra historia y nuestros retos políticos que bajo el escrutinio o los intereses internacionales.

 

La participación ciudadana es imprescindible para generar cambios positivos

Mundial Brasil 2014

En nuestras últimas entradas hemos resaltado la importancia y la necesidad del involucramiento de la ciudadanía en los procesos políticos y decisiones gubernamentales.

La coyuntura actual, no sólo a nivel mundial sino también de México, hace que la participación ciudadana sea imprescindible para generar cambios positivos. Y aunque existen acciones como La Responsabilidad Social Empresarial, el Cabildeo e iniciativas de monitoreo por parte de organizaciones de la sociedad civil, también son significativas cada una de las acciones que emprendamos individualmente para transformar la realidad.

¿Por donde empezamos?

En primer lugar, es fundamental informarnos acerca de lo que realmente sucede a nuestro alrededor. Una vez que hayamos consultado no sólo los medios tradicionales, sino también la información proveniente de fuentes independientes, con seguridad tendremos la determinación y el coraje para emprender acciones. Para ejemplificar mejor retomemos el tema de La Ley de Telecomunicaciones.

Una encuesta realizada por Gii360 con el objetivo de conocer la opinión de los habitantes de la ciudad de México con respecto a dicha ley, evidencia que sólo el 13,33% de los encuestados tienen conocimiento sobre ésta. Casi el 70% no está enterado de las movilizaciones llevadas a cabo. Y a pesar de que el 70% cuenta con servicios de internet, los resultados arrojan que el medio que más se consume es la televisión.

Desafortunadamente, en la mayoría de casos en medios tradicionales, la información se encuentra parcializada u orientada hacia otro tipo de “noticias” que sirven como cortinas de humo para desviar la atención de la población.

Luego de las movilizaciones, tanto en redes sociales como manifestaciones en las calles, se logró el aplazamiento de la discusión de la ley de telecomunicaciones para el mes de junio,  justo cuando la atención ciudadana estará centrada en el mundial de fútbol, y no en el proceso legislativo.

Eventos de esta magnitud fueron creados originalmente para reforzar la unión entre los diferentes pueblos, tanto a nivel religioso como cultural, pero lamentablemente en la historia moderna, bastan un par de ejemplos para que nos demos cuenta que esa esencia se ha perdido. Olimpiadas y Mundiales de Fútbol, por mencionar algunos, han provocado crisis en países sede y han fungido como elementos distractores de distintas problemáticas.

México,1968. Tan solo a 10 días de llevarse acabo las Olimpiadas en México, el 2 de Octubre de 1968 en la Plaza de Tlatelolco, fuerzas del ejército dispararon indiscriminadamente a más de 50.000 estudiantes que se habían congregado allí para manifestarse. Murieron casi 400 estudiantes y más de mil resultaron gravemente heridos. Pocos meses antes había sucedido la trágica Primavera de Praga, y la guerra de Vietnam estaba en los peores momentos. La censura del gobierno para evitar la difusión de la noticia fue tal que llegó a la persecución de periodistas nacionales y extranjeros para “evitar una mala imagen internacional”. Días después, para la inauguración de los XIX juegos olímpicos, el presidente Díaz Ordaz abrió el evento llamado “La Olimpiada de la Paz”.

Argentina, 1978. En su afán por perpetuarse, los militares argentinos que ocupaban el poder en esta época realizaron el Mundial de Fútbol del 78. Las noticias de desapariciones y centros de detención contra los detractores del régimen autoritario, movilizaron a organizaciones de derechos humanos en Europa, por lo que la Junta Militar tenía una gran preocupación por la imagen de Argentina ante el mundo. Por este motivo, la ciudad simplemente se “maquilló” de la mano del periodismo cómplice. La polarización de la sociedad generaba incluso señalamientos a las Madres de la Plaza de Mayo, tildándolas de antinacionalistas por hablar en contra del mundial. Fue en esta época donde se llevaron a cabo la mayor parte de las desapariciones comprobadas durante la dictadura.

Brasil, 2014. Faltan solo 6 semanas para que comience el mundial en el país más grande de Latinoamérica y la historia no deja de repetirse. Los organizadores afirman que será el mundial “más seguro” a pesar de las protestas que desde el 2013 se han realizado en el país. Lo que sí se sabe es que los 13.000 millones de dólares que se han invertido en el evento lo convierten en el más caro de la historia. Más del 75% de los brasileros opinan que gastar tanto dinero es innecesario y más del 80% piensa que todos estos recursos deberían utilizarse para inversión en educación y salud. El intento de la toma de control por parte de la policía en las favelas ha prendido las alarmas por la crisis de seguridad, los ciudadanos empiezan a denunciar abusos de la policía, torturas y asesinatos. La necesidad de terminar la construcción de estadios y remodelación de infraestructura, ha desembocado en varias muertes de trabajadores por las fallas en las medidas de la seguridad de las obras. El periodista danés Mikkel Jensen quién estaba allí para cubrir el evento, decidió abandonar el país y publicó una carta donde menciona que, para garantizar “la fiesta televisiva del fútbol”, además del abandono de los proyectos sociales, se realizan “limpiezas de pobres” en las calles, sospechando que el destino de estos infantes es la muerte.

Ahora que tenemos un poco más de información, ¿qué podemos hacer?

No podemos permitir que una vez más nos distraigan de los acontecimientos que nos van a afectar en el largo plazo. La información a la cual podemos acceder libremente y que nos proporciona herramientas para el desarrollo de ser sujetos críticos, está en peligro, en caso de que sea aprobada la Ley Telecom tal como hasta ahora está propuesta.

Tenemos que empoderarnos para realizar seguimientos a las discusiones en torno a esta ley. La participación ciudadana es vital para lograr sociedades civiles con mayor fortaleza y capacidad. Es importante reforzar los encuentros entre expertos y autoridades con la población en espacios públicos donde se definan realmente los intereses sociales, como también tomar nuestro rol en la implementación, evaluación y monitoreo de las políticas públicas. 

Para construir el país que queremos no podemos quedarnos en la asistencia a los procesos políticos de elección popular. Tenemos el derecho y la obligación de exigir a nuestros representantes que lleven a cabo reformas que en efecto logren esa concepción Gramsciana del Estado, como “un organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión del GRUPO MISMO”, no de una minoría. Para que un proyecto de nación funcione debemos asumir nuestro papel, cumplir eficazmente nuestras responsabilidades como ciudadanos, informándonos y no permitiendo que se lleven a cabo reformas que benefician directamente a intereses exclusivos de grupos económicos determinados.

Más información:

//sobrehistoria.com/tlatelolco-matanza-estudiantil-en-mexico-68/

(imagen: //1.bp.blogspot.com)

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler

El involucramiento en asuntos públicos es un ejercicio de la ciudadanía

 

Los habitantes de la democracia son los ciudadanos, y de ellos la obligación y el derecho de participar en los asuntos públicos del país. Recientemente Alfonso Cuarón, cineasta y ganador del Oscar por la película “Gravity”, lanzó 10 cuestionamientos al presidente Enrique Peña Nieto referentes a los beneficios de la Reforma Energética.

10 preguntas de Alfonso CuarónEntre las diferentes posturas que un tema de tanta trascendencia genera por la complejidad del mismo, pueden ubicarse dos principalmente: la primera es de todos aquellos quienes comulgan con los cuestionamientos lanzados en el documento “Diez Preguntas”, quienes celebraron que un mexicano “exitoso” se involucrara en los asuntos de interés nacional, sobre todo en uno como el tema energético, viéndolo como un aliado en un momento en que la información sobre el tema no ha permitido conocer los alcances de las reformas y que, en efecto, las legislaciones propuestas generan más dudas que respuestas. En segundo lugar, están  quienes de inicio demeritaron la legitimidad del director, incluido el mismo Presidente, por hablar de un tema tan específico del cual no tiene “recursos técnicos” para opinar, y que a sus juicios, es irresponsable por tratarse de una figura pública que genera una gran respuesta mediática con los inconvenientes propios de difundir información o críticas a partir del desconocimiento o la “malinformación”.

Es fundamental mencionar que, independientemente de la postura que genere el tema energético, el asunto central que introduce el cineasta es el del ejercicio de la ciudadanía para involucrarse en una cuestión de crucial interés. En este sentido se pueden lanzar argumentos a favor y en contra de las propuestas de política, sin embargo, cuando nos referimos al ejercicio de los derechos políticos y civiles, el tema es completamente diferente.

En primer lugar, nuestra Constitución establece en su artículo 7º la inviolable libertad de los ciudadanos para difundir opiniones, información e ideas bajo el principio de la igualdad ciudadana. Es decir, para que exista la libertad de opinión, se debe comenzar por el reconocimiento mutuo entre ciudadanos a partir de la igualdad como sujetos políticos interesados en involucrarse en los intereses públicos que son de su incumbencia. 

En segundo lugar, desviar el eje de la discusión energética a temas de forma, como plantear que el documento tiene faltas de ortografía o que el ganador del Oscar no vive en México, sólo sitúa el debate en temas que no tienen sustento alguno ya que el derecho a participar no está condicionado a la capacidad ortográfica ni a la localización geográfica; en este sentido la ley es clara: podrán participar de los asuntos públicos del país los ciudadanos de la República; y Alfonso Cuarón, estemos o no de acuerdo con sus cuestionamientos, es un ciudadano de la República Mexicana.

Finalmente no hay que olvidar que los valores de la República se cimientan en acción y discusión sobre los asuntos públicos por parte de los ciudadanos, cuando éstos se reúnen (por el medio que sea) para dialogar en un espacio de libertad e igualdad sobre aquellos asuntos que atañen a su comunidad política. De ahí que manifestaciones ciudadanas de cuestionamiento democrático al poder sean tan deseables en nuestra actual coyuntura democrática, sobre todo en un momento en el que muchas de las reformas están siendo aprobadas en un clima de hermetismo y celeridad, impidiendo la generación de información necesaria y el debate para que los ciudadanos estén debidamente informados y puedan actuar en consecuencia de acuerdo a su deber ciudadano.

En suma, desviar la atención en discusiones bizantinas sobre si Cuarón es un “ciudadano legítimo” o no para dar su opinión es caer en un círculo sin salida, que nos llevaría a categorizar a los ciudadanos entre aquellos cuya opinión es válida y aquellos cuya opinión no lo es; situaciones que no abogan al fomento de la igualdad entre mexicanos y, por ende, de la democracia a la que aspiramos.

(imagen: //pbs.twimg.com)