Recientemente se ha dado a conocer que el Congreso de la Unión, en específico la Comisión Permanente, aprobó la convocatoria para que durante las últimas dos semanas de agosto se lleve a cabo el segundo periodo extraordinario de sesiones. Los coordinadores parlamentarios han dejado claro que dos de los temas principales que habrán de ser abordados durante este tiempo son: la presentación de una reforma política y de una reforma energética.
En específico, en el tema de la reforma energética, el Presidente Peña anunció que el próximo jueves presentará su propia propuesta de legislación energética; a la par, el Grupo Parlamentario del PAN hizo ya un primer lanzamiento sobre la mesa, presentando su propia propuesta de reforma. Pero adicionalmente, el mismo grupo condicionó la aprobación de la reforma energética a la aprobación primero de una reforma político – electoral que garantice condiciones de competencia política totalmente diferentes (por ejemplo, permitiendo la reelección de alcaldes y legisladores).
Ahora bien, cuando se quiere analizar con detalle la negociación de dichas reformas, no resulta fácil hacerlo por la tremenda pulverización de la oposición política en México. El PAN y el PRD se encuentran fraccionados internamente en dos (o más) grupos antagónicos al interior de cada partido, que más que posiciones ideológicas contrarias, luchan por mantener un poco del control administrativo y económico de los espacios de poder que les quedan.
Sin embargo, uno de los escenarios más viables para la aprobación de las reformas es que el Gobierno de la República opte por negociar con los legisladores de manera individual para llevar adelante sus planes (con o sin el Pacto por México). La pregunta sería si bajo ese escenario los intereses ciudadanos estarán efectivamente representados y si los partidos políticos ganan o pierden legitimidad y representatividad frente a los próximos comicios.
Por último, resulta importante destacar que en aras de mantener una estrategia política que le gane legitimidad, el Gobierno Federal podría encontrar algunos obstáculos durante la negociación. Además, como ya se dijo anteriormente, varios frentes parecerían estar abriéndose, como por ejemplo la situación de inseguridad en Michoacán, que está muy cerca de la situación por la que Calderón pasó que derivó en el envío de tropas federales al estado.
Lo anterior representa una tormenta que podría formarse sobre el Gobierno Federal, y en donde tendría que maniobrar estratégicamente para sortear todos los difíciles obstáculos que se posan sobre dicha administración. Conforme avanzan los días la realidad se recrudece, la “luna de miel” de la actividad legislativa pierde fuerza y la oposición se diluye. Esto no parece convenir a nadie, empezando por los propios partidos.