La historia confirma cómo ha cumplido nuestro partido
Recientemente el Partido Revolucionario Institucional celebró 85 años de trayectoria y presencia en la vida política nacional, celebración exaltada por su regreso al mando del poder ejecutivo de la nación. Al respecto, como suele ser costumbre, hay gran diversidad de opiniones. Sin embargo, destacan las observaciones sobre su estructura, señalando una división al interior del partido; esto último debido, en gran parte, a los nuevos actores del partido, resultado de lo que César Camacho llama “Priísmo Peñista.”
¿Qué dicen los propios priístas sobre su partido? Palabras. Adjetivos. Aseveraciones. Categorías. Valores. Elementos presentes en los distintos comentarios que hicieron éstos a través de redes sociales. En este sentido, vale la pena fijarnos, especialmente, en el discurso de César Camacho, que, como Dirigente Nacional del PRI, engloba la visión, el sentir y la ideología del partido. De las concepciones propias de los militantes destacan tres aspectos: historia, transformación y unidad son las características ensalzadas 85 años después.
Sin duda, un factor que destaca es la trayectoria histórica del PRI. El mismo Enrique Peña Nieto lo dijo: “La historia confirma cómo ha cumplido nuestro partido.” Sus miembros se sienten orgullosos de pertenecer a una organización de tradición histórica, que no sólo “marcó el nacimiento del México contemporáneo”, sino que es indispensable para poder explicar la historia del país en el s. XX. El partido se atribuye logros en materias como comercio, petróleo, educación, electricidad, derechos humanos, transparencia y prestigio internacional, institucionalizando la vida democrática en México.
Particularmente interesante resulta el manejo de su participación y su influencia dentro de la historia del país durante 12 años de gobierno del PAN o “alternancia.” El PRI apoyó la transición democrática, conscientes de que ésta era producto de la necesidad de un nuevo orden de cosas. El partido hegemónico por tradición, lejos de oponerse, optó por respaldar, profundizar y encabezar el cambio: dieron paso a la alternancia. Casi de una forma hegeliana, como lectores del espíritu de los tiempos, el PRI no quiso intervenir en el desarrollo del acontecer nacional, entendiendo que primero está la Patria y sus intereses. Esto último propició que durante dos sexenios los priístas fueran “oposición con disposición.” Pero, asimismo, el PRI, resurgiendo como el fénix, volvió transformado para transformar, capaz de asumir sus errores y aprender de éstos.
La segunda directriz del discurso priísta es la transformación en dos sentidos: hacia el interior y como guías y guardias del futuro de México. Dando paso a la alternancia, el PRI se replanteó y fortaleció, al grado que esto repercutió en su regreso al poder. Actualizaron sus posturas y plantearon reformas transformadoras. Además, esto sustenta que el partido no perece con el curso de la historia porque, lejos de ser un capítulo en ésta, se constituye como proyecto de nación. Ya lo dijo Camacho: “No podemos servir eficientemente a la sociedad del siglo XXI con un partido del siglo XX, por eso nos dimos a la tarea de repensar y rehacer al PRI.” Pero la transformación está encaminada a la creación del futuro de los mexicanos. Esa experiencia histórica (¿viejos lobos de mar?) adquiere relevancia aplicada en el diseño y puesta en marcha del futuro que México necesita.Y justo en eso se diferencian de las “viejas prácticas” priístas: en ser un partido dinámico y de movimiento, en constante mejoría. Reformar para transformar.
Finalmente, sus militantes dejan clara la unión que hay al interior de la organización; un partido unificado entre sus miembros, solidario con el presidente y sumado al Pacto por México. Osorio Chong lo menciona como un “PRI sólido, unido y responsable trabajando por el futuro.” Ivonne Ortega habla de fuerza, compromiso, orgullo y duración. César Camacho presume una “unidad que no es disciplinada, ni ciega cohesión, sino acción política concertada.”
Tenemos suficiente perspectiva para reflexionar sobre la historia del PRI, y sobre la historia de México con el PRI. Generaciones de mexicanos han conocido a sus militantes, sus prácticas, sus formas, sus discursos, sus acciones y, en resumen, la cultura política que enraizaron en el país. Y, si bien no tenemos ninguna certeza sobre el futuro, podemos ser consistentes en el seguimiento y en el análisis del priísmo actual; que plantea una ambivalencia entre la historia que los respalda y fortalece, y la transformación que los hace diferentes e “ indispensables” para cambiar al país. Habrá que pensar si los planteamientos y las reformas que hacen son diferentes, son nuevas y son transformadoras. Si los problemas actuales (léase corrupción, narcotráfico, crisis…) se gestaron durante 12 años de panismo, o si son parte de esa magna tradición histórica que respalda y consolida al partido. Lo que queda claro, a partir de lo expresado por sus propios integrantes, es que el PRI estuvo, está y estará.
//pri.org.mx/TransformandoaMexico/Blog/Bloog.aspx?y=11526
Sofía González Díaz, historiadora
@chiquidrota
(imagen: www.milenio.com)