Archivos anuales

2014

Bajo qué parámetros podemos considerar o no a México como un Estado Fallido

En la última semana los índices de violencia en el país han vuelto a repuntar en la percepción de la ciudadanía, particularmente en Tamaulipas, donde se han visto varios videos en la red social YouTube con balaceras a plena de luz del día en ciudades como Reynosa, Tampico y Victoria. Paralelamente a los actos de violencia, la ciudadanía ha salido a protestar y marchar por la paz en Cuernavaca y en Tampico, donde la escalada de violencia continúa. Además de Tamaulipas y Morelos, está el caso de Michoacán donde las llamadas autodefensas, ya deshabilitadas como tal, siguen activas en muchos lugares ante la amenaza de los carteles locales.

Ante todos estos actos cuyos principales afectados son los ciudadanos, ha surgido nuevamente el debate sobre si México es o no un “Estado Fallido” frente a la incapacidad del gobierno de hacer cumplir la ley y garantizar la seguridad de sus pobladores. Al respecto existe un intenso debate acerca de lo que implica un Estado con estas características; incluso el Fondo por la Paz con sede en Washington publica anualmente su listado de estados fallidos a partir de 12 indicadores, incluyendo: indicadores demográficos, número de refugiados, grupos de agravio, fuga de cerebros; subdesarrollo, declive económico, deslegitimación del Estado, servicios públicos, aparatos de seguridad, desigualdad social, intervención externa y derechos humanos. México está en el lugar 97 de 177 naciones analizadas.

Índice de México como Estado Fallido

(imagen: seguridadnacionalhoy.com)

A partir de este estudio, “objetivamente” se podría ubicar al Estado mexicano en un riesgo alto de colapso, pero es importante mencionar que desde la ciencia política no hay una teoría general del Estado Fallido que justifique plenamente los indicadores que el índice del Fondo por la Paz establece.  Es decir, no hay una relación empírica directa entre esos indicadores  y el fracaso (o éxito) de los Estados.

Si bien no se pueden negar los grandes problemas de gobernabilidad que viven varias regiones del país, tampoco se podría asegurar la inminencia de un estallido social. El gran problema con la clasificación de Estados Fallidos ha sido el riesgo en que, desde 2002, Estados Unidos ha visto a su propia seguridad nacional, ya que estos Estados representan semilleros de agrupaciones desestabilizadoras que pueden ser precursoras de grupos terroristas. A partir de ese año, la política exterior norteamericana ha puesto los ojos en estos países para justificar la necesidad de intervenirlos ante la mirada internacional , aunque no necesariamente por la vía militar. Partiendo de este argumento de seguridad, no es gratuito que el discurso de México como un estado fallido venga precisamente de ellos, donde los vecinos del norte ven con reparos a nuestro país ante la potencial amenaza fronteriza que representa.

Independientemente de los índices y los debates acerca del posible fracaso de México como Estado, no se puede caer en juicios categóricos que no contemplen elementos más complejos que los enlistados en el documento del Fondo por la Paz. Hoy México tiene en el tema de seguridad uno de los grandes problemas de las últimas décadas. Sin embargo, es cierto, no se ha hecho un análisis profundo de las causas que han originado esta situación; incluso los índices de Estados Fallidos no contemplan la aplicación de políticas neoliberales que en muchos de los países listados han sido en parte responsables del repliegue en las funciones sociales del Estado, acentuando las desigualdades en la mayoría de los casos.

Como ciudadanos, es importante conocer la naturaleza del debate a fin de tener herramientas para juzgar objetivamente los problemas nacionales, más a la luz de nuestra historia y nuestros retos políticos que bajo el escrutinio o los intereses internacionales.

 

La participación ciudadana es imprescindible para generar cambios positivos

Mundial Brasil 2014

En nuestras últimas entradas hemos resaltado la importancia y la necesidad del involucramiento de la ciudadanía en los procesos políticos y decisiones gubernamentales.

La coyuntura actual, no sólo a nivel mundial sino también de México, hace que la participación ciudadana sea imprescindible para generar cambios positivos. Y aunque existen acciones como La Responsabilidad Social Empresarial, el Cabildeo e iniciativas de monitoreo por parte de organizaciones de la sociedad civil, también son significativas cada una de las acciones que emprendamos individualmente para transformar la realidad.

¿Por donde empezamos?

En primer lugar, es fundamental informarnos acerca de lo que realmente sucede a nuestro alrededor. Una vez que hayamos consultado no sólo los medios tradicionales, sino también la información proveniente de fuentes independientes, con seguridad tendremos la determinación y el coraje para emprender acciones. Para ejemplificar mejor retomemos el tema de La Ley de Telecomunicaciones.

Una encuesta realizada por Gii360 con el objetivo de conocer la opinión de los habitantes de la ciudad de México con respecto a dicha ley, evidencia que sólo el 13,33% de los encuestados tienen conocimiento sobre ésta. Casi el 70% no está enterado de las movilizaciones llevadas a cabo. Y a pesar de que el 70% cuenta con servicios de internet, los resultados arrojan que el medio que más se consume es la televisión.

Desafortunadamente, en la mayoría de casos en medios tradicionales, la información se encuentra parcializada u orientada hacia otro tipo de “noticias” que sirven como cortinas de humo para desviar la atención de la población.

Luego de las movilizaciones, tanto en redes sociales como manifestaciones en las calles, se logró el aplazamiento de la discusión de la ley de telecomunicaciones para el mes de junio,  justo cuando la atención ciudadana estará centrada en el mundial de fútbol, y no en el proceso legislativo.

Eventos de esta magnitud fueron creados originalmente para reforzar la unión entre los diferentes pueblos, tanto a nivel religioso como cultural, pero lamentablemente en la historia moderna, bastan un par de ejemplos para que nos demos cuenta que esa esencia se ha perdido. Olimpiadas y Mundiales de Fútbol, por mencionar algunos, han provocado crisis en países sede y han fungido como elementos distractores de distintas problemáticas.

México,1968. Tan solo a 10 días de llevarse acabo las Olimpiadas en México, el 2 de Octubre de 1968 en la Plaza de Tlatelolco, fuerzas del ejército dispararon indiscriminadamente a más de 50.000 estudiantes que se habían congregado allí para manifestarse. Murieron casi 400 estudiantes y más de mil resultaron gravemente heridos. Pocos meses antes había sucedido la trágica Primavera de Praga, y la guerra de Vietnam estaba en los peores momentos. La censura del gobierno para evitar la difusión de la noticia fue tal que llegó a la persecución de periodistas nacionales y extranjeros para “evitar una mala imagen internacional”. Días después, para la inauguración de los XIX juegos olímpicos, el presidente Díaz Ordaz abrió el evento llamado “La Olimpiada de la Paz”.

Argentina, 1978. En su afán por perpetuarse, los militares argentinos que ocupaban el poder en esta época realizaron el Mundial de Fútbol del 78. Las noticias de desapariciones y centros de detención contra los detractores del régimen autoritario, movilizaron a organizaciones de derechos humanos en Europa, por lo que la Junta Militar tenía una gran preocupación por la imagen de Argentina ante el mundo. Por este motivo, la ciudad simplemente se “maquilló” de la mano del periodismo cómplice. La polarización de la sociedad generaba incluso señalamientos a las Madres de la Plaza de Mayo, tildándolas de antinacionalistas por hablar en contra del mundial. Fue en esta época donde se llevaron a cabo la mayor parte de las desapariciones comprobadas durante la dictadura.

Brasil, 2014. Faltan solo 6 semanas para que comience el mundial en el país más grande de Latinoamérica y la historia no deja de repetirse. Los organizadores afirman que será el mundial “más seguro” a pesar de las protestas que desde el 2013 se han realizado en el país. Lo que sí se sabe es que los 13.000 millones de dólares que se han invertido en el evento lo convierten en el más caro de la historia. Más del 75% de los brasileros opinan que gastar tanto dinero es innecesario y más del 80% piensa que todos estos recursos deberían utilizarse para inversión en educación y salud. El intento de la toma de control por parte de la policía en las favelas ha prendido las alarmas por la crisis de seguridad, los ciudadanos empiezan a denunciar abusos de la policía, torturas y asesinatos. La necesidad de terminar la construcción de estadios y remodelación de infraestructura, ha desembocado en varias muertes de trabajadores por las fallas en las medidas de la seguridad de las obras. El periodista danés Mikkel Jensen quién estaba allí para cubrir el evento, decidió abandonar el país y publicó una carta donde menciona que, para garantizar “la fiesta televisiva del fútbol”, además del abandono de los proyectos sociales, se realizan “limpiezas de pobres” en las calles, sospechando que el destino de estos infantes es la muerte.

Ahora que tenemos un poco más de información, ¿qué podemos hacer?

No podemos permitir que una vez más nos distraigan de los acontecimientos que nos van a afectar en el largo plazo. La información a la cual podemos acceder libremente y que nos proporciona herramientas para el desarrollo de ser sujetos críticos, está en peligro, en caso de que sea aprobada la Ley Telecom tal como hasta ahora está propuesta.

Tenemos que empoderarnos para realizar seguimientos a las discusiones en torno a esta ley. La participación ciudadana es vital para lograr sociedades civiles con mayor fortaleza y capacidad. Es importante reforzar los encuentros entre expertos y autoridades con la población en espacios públicos donde se definan realmente los intereses sociales, como también tomar nuestro rol en la implementación, evaluación y monitoreo de las políticas públicas. 

Para construir el país que queremos no podemos quedarnos en la asistencia a los procesos políticos de elección popular. Tenemos el derecho y la obligación de exigir a nuestros representantes que lleven a cabo reformas que en efecto logren esa concepción Gramsciana del Estado, como “un organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión del GRUPO MISMO”, no de una minoría. Para que un proyecto de nación funcione debemos asumir nuestro papel, cumplir eficazmente nuestras responsabilidades como ciudadanos, informándonos y no permitiendo que se lleven a cabo reformas que benefician directamente a intereses exclusivos de grupos económicos determinados.

Más información:

//sobrehistoria.com/tlatelolco-matanza-estudiantil-en-mexico-68/

(imagen: //1.bp.blogspot.com)

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler

El involucramiento en asuntos públicos es un ejercicio de la ciudadanía

 

Los habitantes de la democracia son los ciudadanos, y de ellos la obligación y el derecho de participar en los asuntos públicos del país. Recientemente Alfonso Cuarón, cineasta y ganador del Oscar por la película “Gravity”, lanzó 10 cuestionamientos al presidente Enrique Peña Nieto referentes a los beneficios de la Reforma Energética.

10 preguntas de Alfonso CuarónEntre las diferentes posturas que un tema de tanta trascendencia genera por la complejidad del mismo, pueden ubicarse dos principalmente: la primera es de todos aquellos quienes comulgan con los cuestionamientos lanzados en el documento “Diez Preguntas”, quienes celebraron que un mexicano “exitoso” se involucrara en los asuntos de interés nacional, sobre todo en uno como el tema energético, viéndolo como un aliado en un momento en que la información sobre el tema no ha permitido conocer los alcances de las reformas y que, en efecto, las legislaciones propuestas generan más dudas que respuestas. En segundo lugar, están  quienes de inicio demeritaron la legitimidad del director, incluido el mismo Presidente, por hablar de un tema tan específico del cual no tiene “recursos técnicos” para opinar, y que a sus juicios, es irresponsable por tratarse de una figura pública que genera una gran respuesta mediática con los inconvenientes propios de difundir información o críticas a partir del desconocimiento o la “malinformación”.

Es fundamental mencionar que, independientemente de la postura que genere el tema energético, el asunto central que introduce el cineasta es el del ejercicio de la ciudadanía para involucrarse en una cuestión de crucial interés. En este sentido se pueden lanzar argumentos a favor y en contra de las propuestas de política, sin embargo, cuando nos referimos al ejercicio de los derechos políticos y civiles, el tema es completamente diferente.

En primer lugar, nuestra Constitución establece en su artículo 7º la inviolable libertad de los ciudadanos para difundir opiniones, información e ideas bajo el principio de la igualdad ciudadana. Es decir, para que exista la libertad de opinión, se debe comenzar por el reconocimiento mutuo entre ciudadanos a partir de la igualdad como sujetos políticos interesados en involucrarse en los intereses públicos que son de su incumbencia. 

En segundo lugar, desviar el eje de la discusión energética a temas de forma, como plantear que el documento tiene faltas de ortografía o que el ganador del Oscar no vive en México, sólo sitúa el debate en temas que no tienen sustento alguno ya que el derecho a participar no está condicionado a la capacidad ortográfica ni a la localización geográfica; en este sentido la ley es clara: podrán participar de los asuntos públicos del país los ciudadanos de la República; y Alfonso Cuarón, estemos o no de acuerdo con sus cuestionamientos, es un ciudadano de la República Mexicana.

Finalmente no hay que olvidar que los valores de la República se cimientan en acción y discusión sobre los asuntos públicos por parte de los ciudadanos, cuando éstos se reúnen (por el medio que sea) para dialogar en un espacio de libertad e igualdad sobre aquellos asuntos que atañen a su comunidad política. De ahí que manifestaciones ciudadanas de cuestionamiento democrático al poder sean tan deseables en nuestra actual coyuntura democrática, sobre todo en un momento en el que muchas de las reformas están siendo aprobadas en un clima de hermetismo y celeridad, impidiendo la generación de información necesaria y el debate para que los ciudadanos estén debidamente informados y puedan actuar en consecuencia de acuerdo a su deber ciudadano.

En suma, desviar la atención en discusiones bizantinas sobre si Cuarón es un “ciudadano legítimo” o no para dar su opinión es caer en un círculo sin salida, que nos llevaría a categorizar a los ciudadanos entre aquellos cuya opinión es válida y aquellos cuya opinión no lo es; situaciones que no abogan al fomento de la igualdad entre mexicanos y, por ende, de la democracia a la que aspiramos.

(imagen: //pbs.twimg.com)

Cabildeo ciudadano: capacidad para transformar nuestra realidad

En las últimas semanas hemos comentado y discutido sobre la incertidumbre que existe en cuanto a la aprobación de las leyes secundarias; tema que merece seguimiento y exige la participación de los ciudadanos para que realmente se lleven a cabo los procesos democráticos. En este sentido, queremos enfocarnos en la imprescindible labor del monitoreo, herramienta fundamental para el cabildeo ciudadano; por ejemplo, en materia de telecomunicaciones, en el que la reforma enviada por el Presidente está sufriendo modificaciones importantes por parte de los legisladores. El gran descontento expresado en redes sociales que cuestiona el apego de tales reformas a la constitución ha despertado acciones físicas, como la cadena humana que se llevó a cabo el pasado sábado. También destacan interacciones online donde se afirma que tales reformas representan una violación a la privacidad de los usuarios y bloqueos e inhibiciones a los sistemas de telecomunicaciones en actos públicos. Además de ser un paso hacia atrás en la democratización del conocimiento que nos ha brindado la red, ya que los proveedores estarían autorizados a dar preferencia de banda a distintos sitios web según los acuerdos previos que se establezcan con las diferentes empresas, dejando fuera a terceros que no tengan la capacidad de pago para obtener “privilegios”, en un servicio que es considerado Derecho Humano por garantizar la libertad de expresión, el derecho a la información y el ejercicio ciudadano.

Es evidente que, a pesar de convocar casi a 3000 personas en la manifestación del sábado, es muchísimo más el movimiento que se ve en las redes sociales. El clicktivismo nos ha invadido. Wikipedia lo define como “la idea débil del activismo en internet basado simplemente en hacer likes y firmar peticiones”. Por otro lado, ¿se logró el objetivo de la acción? El resultado fue el aplazamiento de la discusión para el mes de junio, pero tal como lo menciona la politóloga Denise Dresser: “se espera que la atención ciudadana no esté centrada en este proceso legislativo” ya que justo en esta fecha se celebra el Mundial de Fútbol.

monitoreo legislativo

(imagen: //www.cgmps.mx)

 ¿Cuáles son los siguientes pasos?

Para no caer en el clicktivismo y el olvido es necesario dar seguimiento a la toma de decisiones, sin importar las cortinas de humo que se puedan presentar. Eso representa un gran reto, pero al mismo tiempo la oportunidad para muchos de reunir fuerzas y realmente participar de un proceso democrático sin esperar a que “alguien más” les de acceso. Nosotros los ciudadanos somos los que tenemos que cabildear por nuestros derechos humanos. En México, existen ejemplos de ciudadanos y organizaciones que a través del monitoreo han logrado participar y lograr cambios importantes en la toma de decisiones de gobierno.

Tal es el caso de “Monitoreo legislativo Sonorense”, una iniciativa de la organización Sonora Ciudadana, que luego de 3 años de trabajo estableció estándares para evaluar a los legisladores y para promover espacios ciudadanos reconocidos por la ley, como el Comité Ciudadano de Evaluación del desempeño legislativo y establecimiento de una agenda legislativa común para interactuar y monitorear a los diputados. Optimizando el uso del internet, los resultados del seguimiento al desempeño de los legisladores fueron compartidos periódicamente, ofreciendo información básica a la ciudadanía y también través de otros medios como la radio, donde se trasmitían en vivo las conferencias de prensa desde el Congreso en los momentos coyunturales en que era necesaria la atención de la opinión pública. Pueden conocer más información de esta experiencia aquí.

Así como los medios, los gobiernos y las empresas tienen una agenda, ya sea pública o privada, de los temas a los que les dan prioridad, es necesario que los ciudadanos, individual y colectivamente, desarrollen una metodología para dar seguimiento a los temas de su interés y llevar a cabo acciones concretas de incidencia, para ejercer presión y co-gobernar. Con este objetivo, es crucial que los ciudadanos conozcan sus derechos, los procesos y tiempos de diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas públicas y cómo influir en ellos. Esto irá formando a profesionales en todas las áreas, conscientes del rol que juegan en la sociedad, y que, desde su parte, tienen la capacidad de modificar el todo. Asimismo, creará en las siguientes generaciones sujetos cada vez más críticos. Sólo así podremos construir ciudadanía y pasar de una democracia representativa a una participativa. De lo contrario, seguiremos sin avanzar en la elaboración de consensos que nos lleven a un “lugar común” donde los ciudadanos valoren sus instituciones, compartan los principios de la comunidad política, respeten las discrepancias, tengan una visión común del interés público, superen las diferencias mediante acuerdos, y “contribuyan al logro de los objetivos colectivos”[1].

Nosotros tenemos la capacidad de transformar la realidad. Compartir la información, fortalecer a los ciudadanos, generar capacidades, participar continuamente de los procesos, dar seguimiento a nuestros intereses en común: todo eso forma parte del cabildeo ciudadano.

 

Fuentes:

[1]HURTADO, Manuel. Cultura y democracia: una relación olvidada. En: La democracia en América Latina. Buenos Aires: PNUD, 2004. Pág. 289.

Más información:

//www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n55/mcasas.html

 

Valery Rojas,                          Julia Romero,

Politóloga y Blogger              Comunicóloga y Maestra en Educación Intercultural

@chanteler                            @Sashantia1

La importancia de que exista un acuerdo de cooperación, un pacto social con equilibrio entre los actores

ciudadanía participativa

La salud es derecho que sólo puede ser garantizado como parte integral de un pacto social del que todos seamos partícipes. Hoy es el Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo, conmemoración de dos derechos producto de las conquistas sociales del siglo XX y que actualmente sigue discutiéndose sobre quién debe recaer la responsabilidad de brindar trabajo y salud a la sociedad, si el Estado o el sector privado.

Ambas posturas construidas sólida y argumentativamente por quienes las respaldan tienen sus pros y contras, pero más allá de construir lógicas y argumentos inflexibles es necesario asumir que la pluralidad y la existencia de diversas posturas fortalece la posibilidad de construir verdaderos acuerdos y soluciones consensuadas que integren a todos los involucrados.

En el caso de los derechos laborales y el acceso a la salud no se trata de asumir una postura u otra y llevarla hasta extremo, ya que si consideráramos que la salud debe ser una transacción sólo entre privados y que cada uno de nosotros debe acceder a ella a partir de sus propios recursos, entonces caeríamos en el problema de asumir que no toda las personas tendrían acceso a la salud, sólo aquellas cuya posición social y económica pudiera costearla. En el caso particular de México eso excluiría inmediatamente a prácticamente la mitad de  población, es decir, 60 millones de personas.

Por otro lado, si dejáramos por completo la creación de empleos sólo al Estado no habría posibilidad de producir tantas oportunidades ni áreas de especialidad en función de que no es lógica ni razón del Estado crear y diversificar la actividad económica; como por ejemplo, tener un programa público de fabricación de electrónicos, de teléfonos celulares o de cualquier bien de consumo de nuestra vida cotidiana que requiere de incentivos económicos y de mercado para existir. Por tanto, nos encontraríamos nuevamente con el problema de que el Estado no podría generar la cantidad necesaria de empleados para toda la población.

En ambos casos, ni el estado regido por la lógica pública, ni el mercado o los empresarios regidos por la lógica privada económica tendrían la posibilidad de encargarse o satisfacer ambas necesidades a cabalidad. De ahí la importancia de que exista un acuerdo de cooperación, un pacto que establezca las reglas del juego para que ambos actores puedan ejecutar adecuadamente sus funciones, garantizar los derechos y el cumplimiento de la ley en el caso del Estado, y la generación de riqueza por el otro. De eso trata el pacto social, de la asignación de funciones del sistema y del cumplimiento de éste.

Sin embargo, vemos que la reestructuración del pacto social a través de las reformas estructurales del que el país ha sido objeto tienen un problema de consenso que se remonta a la definición y pregunta de ¿qué país queremos? Cuando existen tantas voces encontradas, pero sobre todo, tantos agentes que buscan cargar los acuerdos hacia su beneficio privado, la balanza y la estabilidad del pacto se ven comprometidos, de ahí la importancia de la vigilancia y transparencia de un tercer actor fundamental en la tensión entre el Estado y los agentes económicos; nos referimos específicamente a la ciudadanía como actor activo en la reestructuración y formación del pacto, misma que hasta el momento se ha visto marginada en varios de los temas constitucionales y regulatorios.

Como se puede intuir, la situación por la que atraviesa México no es sencilla porque nos encontramos en un momento donde estamos dando nueva forma al pacto social que existía y que heredamos desde la conformación del México moderno en el siglo XX. Si bien muchos cambios eran necesarios, de otros no queda aún clara su conveniencia pública, tal es el caso de la rectoría del petróleo. Sea como sea, la labor de la ciudadanía radica en ser depositaria de la legitimidad y de generar el diálogo con el Estado representativo para velar por el interés general y la viabilidad de un pacto social construido a base de equilibrios sustentables, donde ningún actor se imponga inexorablemente sobre otro. Ese es el gran reto de la reformas estructurales y de la sociedad mexicana en general.

(imagen: formacionparatodos.wikispaces.com)

Pasar de la protesta a la propuesta

niña Jobs

En una entrada anterior titulada “La RSE y el Cabildeo” anotábamos que: “El cabildeo bajo cualquier definición, se describe como un conjunto de acciones que tienen como objetivo cambiar la política, llamar la atención sobre un tema o dirigir órganos decisorios hacia una solución”.

La mayoría de las veces asociamos estos conceptos a procesos que se generan al interior de las empresas o de las OSCs, pero los ciudadanos también podemos incidir en las políticas públicas a través de nuestras acciones cotidianas. Basta con estar conscientes de que el cabildeo es una herramienta para el proceso de cambio continuo hacia una sociedad más igualitaria, justa, democrática, respetuosa de la naturaleza y sostenible, que es a lo que todos y todas aspiramos llegar; además de que nos permite poner en práctica el ejercicio de pasar de la queja y la denuncia a las soluciones propositivas.

¿Recuerdan el caso de la estudiante Paloma Noyola de la escuela José Urbina López en Matamoros? Paloma es mejor conocida como “La niña Jobs” por haber obtenido el puntaje más alto de México en matemáticas en las pruebas ENLACE 2012-2013. En un entorno precario, donde el acceso a los servicios públicos es limitado, sin electricidad constante, acceso a internet restringido, en plena frontera con Estados Unidos y punto álgido en la guerra contra las drogas, el maestro Iván Juárez Correa empezó a replantearse el modelo tradicional de enseñanza, que, en palabras de Foucault, podría definirse como un lugar donde “se tiene el control a través de la vigilancia y el castigo”.

Entre el 2010 y 2011 comenzó su búsqueda hacia algo innovador, experimentando e implementando nuevas estrategias.“ Me di cuenta que había que hacer algo diferente porque para este tipo de planes y programas (los tradicionales) se necesita un niño que no hable, que no platique, que nada más esté sentado en su banco, como si fuera un soldado. Estaba consciente de que hacía falta un cambio, había que sacar a los niños de las aulas y llevarlos a su ambiente natural, que es jugar”, cuenta el maestro. Partiendo de un auto reconocimiento de las necesidades propias del contexto, encontró en modelos de educación como el finlandés y el japonés la inspiración para aplicar las asignaturas establecidas a las situaciones de la vida cotidiana.

Así logró que Paloma y otros nueve niños de su escuela obtuvieran altas calificaciones en la prueba ENLACE. Gracias a estos resultados consiguió llamar la atención de muchos mexicanos que desconocen estas realidades, y la atención de autoridades responsables que se han desentendido del tema educativo en regiones apartadas. Se concedieron becas completas de estudio y un subsidio para la compra de uniformes, útiles, pago mensual de alimentación y transporte.

La participación ciudadana es la que puede continuar la labor con el monitoreo de este tipo de iniciativas. Si nuestro objetivo es crear una sociedad donde los valores fundamentales sean el respeto a la vida en todas sus formas, una sociedad más equilibrada, con seres humanos sensibles a los problemas sociales y conscientes de su poder de decisión y acción para generar el cambio, podemos comenzar a hacerlo desde los hogares. 

Cabe resaltar otro ejemplo, el de Natalia López, la niña indígena de origen Náhuatl, que vive en el municipio de Escobedo en Monterrey y que dejó a más de uno con la boca abierta con el discurso que dio frente a la Comisión Estatal Electoral de Nuevo León. Además de estar orgullosa de sus raíces, resalta la importancia del respeto por la multiculturalidad y cómo a pesar de ser discriminada en algunas ocasiones, gracias a la formación que ha tenido desde su hogar, tiene muy claro que lo que debe primar en la sociedad es el respeto a las diferencias, está segura de sí misma y de sus raíces y consciente de que la mezcla de culturas del país hacen de México un país único. Si cada uno de nosotros empezáramos a valorar las riquezas de esas raíces, a preocuparnos por los demás, a no prestar tanta atención a lo material, que como dice Natalia, “nos ha llevado a olvidar lo importante que es el amor y los valores desde la familia”, lograríamos un cambio real.

Precisamente este mes de los niños y las niñas, podríamos estar más atentos a cuáles son las necesidades de los más pequeños, no sólo de nuestros hijas e hijos, sino de todos los mexicanos que se están formando para un futuro mejor. Hagámonos responsables para que la realidad de la que tanto nos quejamos cambie. La niñez mexicana ya está generando un cambio y nos está demandando una sociedad sustentada en valores que respeten derechos fundamentales. Estamos hablando de las generaciones que nos gobernarán en el futuro. Es fundamental preparar el camino desde hoy.

Los invitamos a compartir historias como ésta, de las que seguramente hay muchísimas más. Éstas son las que nos dan fuerza para reconocer que el cambio sí es posible.

Más información:

//www.eluniversal.com.mx/estados/2013/paloma-noyola-steve-jobs-966917.html

//www.noticiasatiempo.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=8287:la-verdadera-historia-de-natalia-lizeth-la-nina-indigena-que-cautivo-a-mexico-en-las-redes-sociales

//www.cird.org.py/institucional/documentos/manual_incidencia.pdf

(imagen: www.laverdadnoticias.com)

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler

La necesidad de aprobar las reformas secundarias para sustentar el crecimiento económico

Crecimiento económico

Mucho se ha hablado a lo largo de la presente administración sobre “Mover a México” y de la necesidad de aprobar las reformas “que el país necesitaba”, mismas que en su mayoría hoy se encuentran ya vigentes. Sin embargo, el proceso de aprobación de estas reformas no ha finalizado su ciclo en lo que respecta a las también necesarias reformas secundarias que den punto y coma a lo modificado en la Constitución.

En este sentido, el deliberado retraso de los grupos políticos por aprobar las reformas secundarias deja de manifiesto (además de lo apresurado de los acuerdos y la falta de incentivos para llegar a ellos) una economía endeble cuyos principales actores no tienen certeza ni garantías sobre lo que se va a aprobar.

En el tema energético se hablaba de la posibilidad debatible de que la apertura del mercado estuviera enmarcada en una reducción de los costos de producción de la luz y del gas. Hoy en día no se tiene claro cómo esto sucedería a partir de la reforma regulatoria correspondiente; además del evidente retraso en materia de generación de inversión y creación de empleos para el sector.

No es muy diferente el caso en materia de telecomunicaciones, en el que la reforma enviada por el Presidente está sufriendo modificaciones importantes por parte de los legisladores, lo cual siembra nuevamente dudas acerca de lo que la legislación contendrá; y en posibilidad de que la oposición lleve a la Corte dicha reforma en caso de ser aprobada tal como está para que el órgano Judicial dictamine su apego a la Constitución, con toda la demora que un trámite de esta naturaleza puede tener. El cambio no es menor en un contexto en el que urge certidumbre en materia regulatoria y de competencia para un sector sumamente competido y relevante económica y políticamente.

Finalmente, y no menos importante en materia de crecimiento e inversión, es el relacionado a la seguridad y al cumplimiento del Estado de Derecho en el país. Aunque el discurso desde Los Pinos resta importancia a este tema con sus omisiones, basta con echar un vistazo a las redes sociales y a los portales de información en internet para darse cuenta de la crisis de seguridad que viven estados como Michoacán, Tamaulipas o Morelos, donde la criminalidad se mantiene constante y afectando la normalidad de municipios enteros.

Si al factor inseguridad sumamos el componente del descontento público manifestado en marchas y, en casos más extremos, en autodefensas armadas, tenemos que el clima que está envolviendo los tan esperados cambios del gobierno federal se están complicando y pegando fuertemente en las proyecciones económicas.

El caso hacendario tampoco ha sido terso, pues la complicación de toda la reformulación fiscal y las nuevas regulaciones hacendarias han terminado por hacer el ya complicado camino del fisco algo difícil de implementar y llevar a cabo en los primeros meses del año; sobre todo si es el mismo gobierno federal quien durante esta primera mitad está limitado el gasto público y usándolo mayoritariamente para el pago de gasto corriente, impidiendo así un desarrollo más fluido de la economía. Habrá que prestar atención al desarrollo y discusión de las reformas, especialmente a su impacto e interacción con los agentes económicos y sociales.

(imagen: dineroenimagen.com)

¿Qué implica aplazar la aprobación de regulaciones secundarias?

leyes secundarias

El año pasado fue importante en materia de aprobación de reformas constitucionales clave para el funcionamiento del Estado, pero sobre todo para materializar la visión de país que se desea en el mediano y largo plazo. Las iniciativas más importantes que se aprobaron fueron la energética, la de telecomunicaciones, de competencia económica y la político electoral.

A pesar del logro político que implica que una reforma constitucional de gran calado pase, ésta necesita de regulaciones secundarias que den forma y especificidad al articulado de la Carta Magna. En este sentido es de fundamental importancia, en aras de tener certidumbre en la aplicación del espíritu constitucional, que las reformas estén listas y aprobadas lo más próximo posible a la promulgación de aquellas constitucionales.

Desafortunadamente, el Congreso y los partidos políticos han hecho una dilación importante en la discusión y aprobación de éstas, lo que representa un riesgo importante para la gobernabilidad. Tal es el caso de la reforma en materia político electoral, la cual prácticamente estableció un nuevo código de procedimientos electorales, mismos que no han sido aprobados y sin los cuales la reforma constitucional es inoperante. Incluso en uno de los artículos transitorios de esta reforma, se establece que en caso de no aprobarse las reformas secundarias en materia electoral para el 30 de abril de 2014, deberá aplicarse el marco legal anterior; es decir, la legislación vigente, con el gran problema intrínseco que implica que la legislación actual es contradictoria e incompatible con lo recientemente aprobado y ya plasmado en la Constitución. ¿Cómo es posible llevar a cabo un proceso electoral federal (2015) si la Constitución establece una cosa y la ley electoral otra?

Caso similar ocurre con las reformas en telecomunicaciones donde la reforma constitucional plantea que los contenidos que se generen deben ser supervisados por el Instituto Federal de Comunicaciones, órgano autónomo creado para este fin entre otros en materia de regulación y competencia; y en cambio, la reforma secundaria enviada devuelve esta atribución a la Secretaría de Gobernación, es decir, se da un criterio político y no técnica a los contenidos que se generen y se reproduzcan en medios

En este sentido el problema al que se enfrenta nuevamente la institucionalidad del Estado tiene que ver, por un lado, con la incapacidad política para llegar a acuerdos y cumplir los plazos que el mismo Ejecutivo y las cámaras establecieron; por otro lado, con una clase política que no está comprometida con los grandes temas en materia de libertad y competencia económica.

Esta combinación de situaciones, entre la tardía presentación de propuestas y la falta de compromisos en teoría previamente manifestados y comprometidos, están poniendo en una situación de emergencia al país ante la posibilidad real de no tener un marco legal para llevar a cabo algo tan elemental para la democracia como la celebración de elecciones.

Ante estas situaciones parece quedar nuevamente al descubierto un problema que subyace a la generación de propuestas y políticas en el país: la incapacidad de generar los incentivos de colaboración, sean positivos o negativos, para que las fuerzas políticas colaboren y cumplan con la ley que, irónicamente, ellos mismos aprobaron (característica que también fue constante en los sexenios panistas). Como elemento de reflexión adicional, no se puede dejar de mencionar la falta de acción por parte de la ciudadanía para incidir real y organizadamente en un tema que afecta la viabilidad del Estado y, por ende, el bienestar público.

(imagen: //www.dineroenimagen.com)

La corrupción: el problema más importante a resolver

Países más corruptos del mundo 2013

Uno de los más grandes problemas del sistema político mexicano es el relacionado a la corrupción. Aunque existen problemas de mayor impacto directo a la población como la violencia entre los carteles de gobierno y los secuestros, la realidad es que la corrupción en todos los niveles es el problema más importante a resolver.

Para poner este problema en perspectiva, la organización Transparencia Internacional en su Índice de percepción de la Corrupción 2013, ubicó a México en el lugar 106 de 177 países, Uruguay y Chile países de la región por ejemplo, ocupan el lugar 19 y 22 respectivamente.

Este asunto resulta particularmente relevante porque apenas la semana pasada el presidente del PRI en el DF, Cuauhtémoc Gutiérrez, fue expuesto en un reportaje hecho por la cadena MVS por contratar edecanes con recursos públicos, cuya principal función era tener relaciones sexuales con él. Más allá de lo deplorable e ilegal de las acciones llama la atención la facilidad y visibilidad con la que un político puede usar a discreción recursos públicos para fines ilegales, ser expuesto en medios masivos de comunicación y que al día de hoy no existan cargos penales en su contra, ni una sociedad que condene enérgicamente y llame a exigir justicia y claridad sobre un tema ligado a recursos fiscales provenientes principalmente de la población económicamente activa.

Llama también la atención que un personaje de reputación dudosa y con importantes escándalos en su trayectoria política que incluyen violencia física contra otros integrantes de su partido y prostitución, haya sido hasta la semana pasada presidente local de la fuerza política más importante a nivel nacional. Nadie puede ascender tan alto en el escalafón jerárquico de dicha institución política si no es con la permisividad y complacencia de otros dirigentes. Más preocupante aún es que si esto ocurrió en plena ciudad de México donde los avances políticos y democráticos son de los más altos del país, ¿cómo será en aquellas entidades federativas donde existen menos contrapesos y trasparencia que en la capital?

Sin duda que es un tema alarmante en cuanto a la salud y transparencia del sistema de partidos y en general del sistema político, que sólo puede ser combatido con un irrestricto compromiso con prácticas abiertas y una legislación clara y aplicable en materia de transparencia y rendición de cuentas; además, por supuesto, de la colaboración y acción de la sociedad civil organizada y medios de comunicación. La corrupción es el campo de cultivo junto con la impunidad para que al día de hoy México esté en crisis social y a merced de grupos criminales que encuentran en este problema las vías para incrustarse dentro del Estado y cumplir sus fines delictivos en detrimento del país y de la sociedad en general.

(imagen: www.beevoz.com)

¿Qué hacemos las mujeres de hoy para abrir brecha y consolidar nuestro papel?

Masculinización laboral

Revisando cifras, a propósito de la conmemoración del Día Mundial de la Salud el pasado 7 de Abril, descubrí que en México, según un estudio realizado en 2012, el 57% de los médicos son hombres y el 43% mujeres. Sin embargo, a la hora de indagar sobre las posiciones ocupadas por mujeres en “alta dirección” en México, vemos que sólo el 20% del talento femenino ocupa dichos cargos.

Y es que a pesar de los innegables avances en materia legal y de accesibilidad que hemos logrado las mujeres en los últimos tiempos, el machismo sigue siendo predominante en el campo laboral. Sin ir más lejos, esta semana se destapó el escándalo de la supuesta red de prostitución que el ex-líder del PRI Cuauhtémoc Gutiérrez dirigía (acá una gráfica de cómo opera esta red de prostitución).

Aunque las pruebas son innegables, aún no se han presentado las denuncias formales de las presuntas víctimas, y sin las declaraciones de las directamente afectadas se vuelve más complejo hacer efectiva la imputación de delitos. Así lo afirmó el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justica del Distrito Federal (TSJDF), Edgar Elías, quien advirtió que “Si llegara a descubrirse paralelamente la consignación de algún delito, sí puede llegar a consignar, pero se me hace a mi cuesta arriba que sin las declaraciones de ellas, se encuentren elementos”.

¿Qué estamos esperando las mujeres para darnos nuestro lugar nosotras mismas? Tal como lo dijo en su columna del lunes en El Universal de México, Lydia Cacho, periodista y activista en temas de derechos humanos: “La explotación y cosificación sexual de las mujeres para mantener su trabajo, o incluso para participar en un partido político, es un problema estructural; una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que han conducido a la dominación, la discriminación y la interposición de obstáculos para su pleno desarrollo” ¿Hasta cuándo vamos a ser cómplices en perpetuar este tipo de delitos?

Debemos actuar no sólo por respeto a nosotras mismas, sino también por todas aquellas que han logrado abrir paso en una sociedad tradicionalista y socialmente dominada por los hombres, por aquellas que han luchado para que hoy en día tengamos las garantías de las que gozamos.

Solo por citar un ejemplo, recordemos a Matilde Petra Montoya Lafragua, la primera mujer mexicana en graduarse como médica. Sus opositores decían que “debía ser perversa la mujer que quiere estudiar medicina, para ver cadáveres de hombres desnudos”, pero a pesar de los obstáculos, su amor por la medicina y la reivindicación de la mujer llegó a instancias tales como escribirle una carta al entonces Presidente de la República, general Porfírio Diaz, para que le fuera permitido presentar su examen profesional en 1887.

Remitámonos ahora al siglo XVIII en Inglaterra, cuando era imposible pensar en que una mujer pudiera realizar estudios de medicina y mucho menos ejercer como doctora o cirujana. En este contexto, Miranda Stuart, mejor conocida como el Dr. James Barry, ocultó toda su vida e identidad real haciéndose pasar por hombre para poder ejercer la medicina, ingresar a la armada británica y ser Inspector general de hospitales de la armada. En su carrera logró realizar la primera cesárea con éxito (en la que sobrevivieron tanto la madre como el hijo), y mejorar las condiciones sanitarias gracias a sus métodos pioneros en higiene y prevención.

Tres siglos después, las mujeres continuamos abandonando nuestra femineidad para tener “éxito” en nuestras carreras profesionales. María Pía Hurtado afirma que “culturalmente la sociedad ha sobrevalorado los atributos masculinos, haciendo que las mujeres crezcan dentro de paradigmas en que la masculinidad es signo de fortaleza, creyendo que al revestirnos de ella adquiriremos los mismos atributos de fuerza, competencia y agresividad, pretendiendo aún más que con estas herramientas no seremos vulnerables a un acoso o dejaremos de ser discriminadas por nuestro género”.  Somos nosotras mismas las que nos juzgamos y las que muchas veces nos sentimos culpables por los cólicos que mes a mes nos piden bajar un poco el ritmo de trabajo para consentirnos. Nos olvidamos que a pesar de ser profesionales y de tener un trabajo también somos madres, y que en algunas ocasiones nos veremos obligadas a hacer una pausa para atender a nuestros hijos. Que en la menopausia nuestros cuerpos sufren una transformación y los cambios de temperatura, los trastornos del sueño, entre otras cosas, son algo real que no podemos ni debemos dejar pasar; simplemente estamos diseñadas biológicamente de esta forma. ¿Cómo van a respetar los hombres una realidad que desconocen y nunca van a experimentar, si nosotras mismas no la reconocemos y defendemos?

Gracias a las pioneras ya hemos ganado un gran espacio, es tiempo de no recurrir a la masculinización para sobrevivir. Es tiempo de reconocernos a nosotras mismas y a nuestras formas biológicas como naturales y compartir estos cambios con nuestros compañeros para que recorran con nosotras este camino.

Enlaces de interés:

//www.elefectomariposa.cl

//www.mujerescientificas.org/

 

(Imagen: Katherine León //www.flickr.com/photos/katherineleoncita/)

 

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler