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¿Dónde iremos a buscar modelos?

La América Española es original, originales han de ser

sus instituciones y su gobierno y originales los medios de fundar uno y otro.

O Inventamos o Erramos.

 Simón Rodriguez

radiocomunitaria

Revisando algunas publicaciones acerca del impacto que hasta ahora ha tenido la #LeyTelecom, me encontré con el artículo de @majosiscar sobre el amparo que interpusieron hace 3 semanas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cinco radios comunitarias que afirman que, aunque la reforma de Telecomunicaciones reconoció por primera vez la figura de “radios comunitarias”, “atenta al derecho de los pueblos a la información”, según la Asociación de Radios Comunitarias (AMARC).

Gisela Martínez, coordinadora del área jurídica de AMARC México, resume el impacto de estas leyes secundarias en tres puntos: “Se violenta el acceso a las frecuencias, vuelve insostenibles económicamente a las radios que ya operan legalmente y es intrusiva en sus contenidos”. Ya no es posible que los pequeños negocios pauten en este espacio comunitario, no pueden recibir donaciones si la entidad no está acreditada como donataria autorizada, no es permitido conseguir financiamiento privado ya que son emisoras “sin ánimo de lucro” y por si fuera poco, los requisitos para obtener el permiso de transmitir son una traba para el fortalecimiento de este medio social. Algunos de dichos requisitos son:

  • Demostrar capacidad financiera a través de una cuenta bancaria (además del costo que esto implica, muchas de las comunidades están ubicadas en zonas donde no hay sucursales bancarias)
  • Presentar estudio técnico realizado por una entidad acreditada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) (esto puede costar hasta cien mil pesos)
  • Carta Programática aprobada por la Secretaría de Gobernación
  • Estar legalmente constituido

 

¿Que tipo de relación social está impulsando esta clase de reformas?

Dejando de lado un poco las cuestiones legales, es válido ir más allá y ver que esta legislación atenta contra una forma de democratización de la comunicación que la sociedad civil ha tomado en sus manos. México es un país sumamente diverso, con 68 pueblos indígenas y más de 85 idiomas distintos según el INEGI. Tiene un espacio importante en las radios comunitarias que han logrado atender a los intereses propios de estos grupos específicos y abrir escenarios para la inclusión basados en relaciones horizontales. Han surgido como respuesta al acceso restringido a los medios tradicionales en algunos territorios, y a la falta de identificación de la población con los contenidos de los medios privados y monopolios de la comunicación.

El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman[1], en su libro “Modernidad Líquida”, habla acerca de las características de la sociedad capitalista. Entre ellas resalta el individualismo que marca las relaciones actuales y las torna precarias, transitorias y volátiles, subrayando cómo la esfera comercial termina por impregnarlo todo, y cómo las relaciones en las sociedades se miden en términos de costo-beneficio en el estricto sentido financiero, resultando en lazos solidarios frágiles que terminan dependiendo únicamente de los beneficios que generan.

[1] BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF, 2004

El ejercicio que suponen las emisoras comunitarias precisamente es un movimiento en contraposición a este individualismo del que nos habla Bauman, que además de no tener fines de lucro, logra una transición de una existencia individual aislada a la existencia social comunitaria: activando a la población para que realicen actividades colaborativas que buscan el interés general, fomentando un espacio para el ejercicio ciudadano a través de la auto organización, y compartiendo conocimientos, opiniones y percepciones en cuanto a temas nacionales que sin lugar a duda transforman las relaciones sociales y fortalecen la identidad de los pueblos. A través de éstas difunden su propia cultura, perpetúan las tradiciones y fortalecen el uso de lenguas tradicionales.

Además de todo esto, la relación permanente con los escuchas de las radios comunitarias hace que el proceso comunicativo sea totalmente distinto al de los medios de difusión de los grupos hegemónicos. Los receptores se convierten también en interlocutores que emiten, hay posibilidad de diálogo y los mensajes están al servicio de la sociedad (desde lo más sencillo, como los clasificados de objetos perdidos, hasta servicios sociales como la pérdida de personas o animales). En este sentido, el intercambio de experiencias y la socialización de conocimientos promueven la participación activa y crítica, actuando en pro de la sociedad.

¿Que clase de comunicación queremos para nuestra sociedad?

El Argentino Mario Kaplún, comunicador y educador, es reconocido por su gran aporte fijando una relación entre comunicación y educación. Para este autor, los mal llamados medios de comunicación no son más que medios de “difusión” o “información”, ya que van en contra de la raíz latina misma communis, que quiere decir poner en común algo con otros, implicando diálogo, intercambio y reciprocidad que no son evidentes en los grandes monopolios de medios actuales.

Si bien es cierto que con el boom de las redes sociales se ha democratizado más de cierta forma el acceso a la información, no podemos desatender las necesidades de sectores que sencillamente no tienen posibilidades del uso de estos medios. Para los que gozamos de este beneficio también es válido realizar una concientización acerca de la forma en que estamos consumiendo la información¿nos seguimos dejando llevar por una forma de comunicación unidireccional? ¿bajo qué criterio compartimos la información? ¿cuál es nuestro objetivo al entrar en la red? ¿indagamos más al respecto de un tema o simplemente nos dejamos llevar por la inmediatez? ¿qué les estamos exigiendo a los medios de los cuales obtenemos la información?

Es necesario replantearnos sobre cuáles conceptos estamos construyendo ciudadanía. ¿Comunicabilidad o comunicación? Entendiendo a la primera como el simple proceso donde percibimos la información sin llegar a hacer ningún filtro, es decir, donde los sujetos son analfabetas mediáticos, o donde le damos lugar al derecho que tenemos de informarnos, utilizando nuestra capacidad de tomar posiciones claras con respecto a los mensajes que transmiten los medios. Recordemos que una sociedad alfabetizada mediáticamente[2] contribuye también a una sociedad alfabetizada políticamente.

[2] La alfabetización mediática es la educación para el desarrollo de competencias que ayuden a los sujetos a acceder, comprender y evaluar de manera integral los medios de comunicación; así como la formación de sujetos críticos ante los estímulos de información e intercambio recibidos a través de la los mismos.

En el siguiente cuadro se clarifica la relación entre los tipos de comunicación y los tipos de educación según Mario Kaplún en su libro “Una pedagogía de la comunicación (el comunicador popular)” sobre el que me permito hacer un aporte personal.

Tipología Mario Kaplún

Ya bien lo dice Kaplún, “Definir qué entendemos por comunicación, equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir”. El caso de las radios comunitarias es algo palpable que no podemos permitir que continúe de esa manera. Las radios comerciales y privadas tienen por objetivo el lucro sin importar los contenidos del programa, el rating es el que manda, y suelen implantar hábitos de consumo que refuerzan la ideología dominante. Por su parte, la radio comunitaria está inmersa en la lógica de la defensa de los derechos humanos; una lógica que tiene su base en las redes que se han tejido a partir de las relaciones cotidianas con el entorno compartido, creando identificación y solidaridad con los asuntos que afectan a los conciudadanos (paisanos).

Es una forma de construcción de la comunicación local que en muchos casos es la única manera de difusión asequible, un instrumento para interrelacionar un hecho con otro, pensar y sacar conclusiones, construyendo explicaciones globales y cosmovisiones propias.

Es importante voltear la mirada a los cambios que se están generando en América Latina misma, ya que hemos estado aceptando modelos hegemónicos que no tienen que ver con nuestras realidades, nuestra diversidad, nuestros orígenes y nuestras situaciones a resolver. De nosotros depende salir del “mundo sin alma”, como lo bautiza Galeano, donde “no hay pueblos sino mercados, no hay ciudadanos sino consumidores, no hay naciones sino empresas, no hay ciudades sino aglomeraciones y no hay relaciones humanas sino competencias mercantiles”[3].

[3] GALEANO EDUARDO. La comunicación desigual. Política y Cultura 1997. Disponible en: <//www.redalyc.org/articulo.oa?id=26700807>

Ya se están generando transformaciones en materia de legislación con efectos positivos en las poblaciones vulnerables. En Argentina, la comunicación está establecida como derecho humano. La ley de Medios, junto con la ley de Radiodifusión comunitaria de Uruguay, “son consideradas por el Comité Mundial para la Libertad de Expresión de la Unesco como las dos legislaciones más importantes del mundo. Uruguay en el plano de la radiodifusión comunitaria y la ley de Medios de Argentina como un marco regulatorio avanzado, democrático, rompe con la cadena de sumisión del campo de la comunicación a los intereses privados, que son por definición intereses particulares y, por lo tanto, excluyentes.” Esto lo dijo el comunicólogo brasileño Dênis de Moraes en la entrevista que realizó Fernando Arellano Ortiz.

¿Que tal si empezamos a nutrirnos con los ejemplos que nos dan otros países latinoamericanos que tienen más en común con nosotros que otros modelos tradicionales que hemos adaptado hasta el momento? ¿Que tal si logramos ver la comunicación de una manera orgánica donde los individuos sean sujetos que comprenden críticamente su realidad aprovechando los instrumentos que tienen para transformarla?

Somos responsables de construir la sociedad que queremos, empecemos por escoger, exigir y ejercer el tipo de comunicación que consumimos.

 

Links de interés:

Emisoras comunitarias en el país – Denominación,
 antecedentes y evolución //sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/tesis/human/sabrera_o_s/cap3.htm

La radio comunitaria frente a los grupos de poder //www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n59/vramos.html

(Imagen: //ciudadania-express.com)

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler

En los últimos tiempos las redes sociales han revolucionado la manera de comunicarnos e incluso de concebir el mundo. Temas como la protección de datos, la intimidad, la inmediatez de la comunicación, la capacidad de retención de la información, y la participación en temas de ciudadanía han cobrado un nuevo sentido.

Los blogs se han vuelto un medio de información oficial, más que las páginas oficiales del gobierno o de las empresas. En los países desarrollados el uso de las redes sociales ya no es una cuestión de lo que haga cada colaborador durante su tiempo de ocio. El uso y manejo de las redes sociales ha llegado a tal nivel, que a la hora de contratar al personal, ya no se les pregunta si conocen las redes sociales o si usan facebook, si no cuántos followers en Twitter tienen. Pero lo que hay que recordar es que las redes sociales son sólo una herramienta, como muchas otras, y que aunque puede ser muy poderosa no se escapa a los principios básicos de la comunicación humana, ni al hecho de que aunque México es uno de los países con más alto uso de Twitter, el porcentaje de personas que tienen acceso a las redes sociales sigue siendo muy reducido. De ese porcentaje de personas más del 80% las usan para actividades de ocio y recreación, lo cual nos lleva a preguntarnos de nuevo ¿cuál es el verdadero impacto que las redes pueden tener? y ¿cómo benefician las redes a la sociedad civil?

Detrás de las redes hay personas

En realidad el uso y aprovechamiento de las redes sociales tienen que ver más con el objetivo que los usuarios les dan. Durante las pasadas elecciones fuimos testigos de que a pesar de que la brecha digital en México sigue siendo arrolladora, una gran cantidad de ciudadanos se comunicaban a través de ellas con distintos objetivos. Uno de lo que más me llamó la atención fue el que ciudadanos de todas partes de la República Mexicana posteaban fotos de los resultados de las casillas para compararlas con los resultados del PREP. Ese hecho muestra el gran potencial de lo que la tecnología de hoy, la creatividad, y la participación ciudadana nos puede traer para el futuro. Pues las redes sociales, empleadas de manera estratégica pueden tener un impacto altísimo si se les da la proporción que tienen, pues facilitan la interconexión de ciudadanos con un mismo interés sin importar el lugar en el que se encuentren, para lograr un objetivo común. Esto es un gran paso para la construcción de ciudadanía porque facilita la interconexión y el acceso a la información de manera inmediata. Y es también la ventana para hacerse serias preguntas acerca de la legislación digital y los métodos de democratización de la información que se podrían llegar a dar en nuestro país. ¡Es la digitalización de la gobernabilidad!

Pero volviendo al perfil de uso, para lograr que ésa comunicación pase de un nivel inmediato y efímero, primero es necesario desarrollar la capacidad de construir relaciones reales con las causas, más allá de las redes, pues una cosa alimenta a la otra y viceversa. Segundo, también es necesario que al integrar los dispositivos móviles y las redes sociales al aprendizaje, conlleva la responsabilidad de educar a la población en las consecuencias del uso de la información, los términos de la privacidad, el respeto y el desarrollar una capacidad de análisis para filtrar la información. Y tercero, desarrollar estrategias para que la comunicación en las redes sociales realmente contribuya a alcanzar objetivos concretos. En el caso de las OSCs y los proyectos de construcción ciudadana, tomar en cuenta a la brecha digital. Por lo tanto, es absolutamente necesario también utilizar canales complementarios de comunicación más allá de las redes sociales y los medios masivos de comunicación. El contacto humano, presencial, en un país como el nuestro que tiene grados muy altos de exclusión social, es fundamental e insustituíble.

Por Julia Romero

@sashantia1