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Protesta del IPN

El objetivo de la educación pública es formar ciudadanos y profesionistas que construyan el ideal de país plasmado en la Constitución. El Instituto Politécnico Nacional fue fundado en el año de 1936 por el presidente Lázaro Cárdenas del Rio, y es una institución pública que brinda educación en los niveles medio superior, superior y posgrado.

Esta institución, como todas las que emanan de la Constitución, busca el progreso de los mexicanos, tal como se señala en el articulo tercero. La problemática en la que el Politécnico se ha visto envuelto en las últimas semanas tiene como origen la expedición de un nuevo reglamento interno bajo la cabeza de la directora general del instituto, Dra. Yoloxóchitl Bustamente, el cual pone en entredicho la misión educativa de esta institución en el contexto de formar ciudadanos y profesionales que hagan viable el desarrollo del país.

Como resultado de esta decisión no consensuada, los estudiantes han salido a las calles argumentando que el nuevo reglamento coarta su libertad laboral al cambiar tres grandes rubros educativos importantes: el fin a los seguros médicos educativos, el cambio de materias teóricas por prácticas y el esquema de titulación.

La titulación en el Politécnico podía llevarse a cabo bajo dos títulos curriculares y escolares: técnico e ingeniero. En el nuevo reglamento propuesto, los grados académicos pueden ser dados como una “alternativa” a la de ingeniero, optando por una carrera de menos duración y menos teoría bajo el grado de “técnico”, buscando así el fortalecer el sector técnico-obrero mexicano.

La reorientación de los títulos y sobre todo de la curricula de los planes de estudio trae como resultado la creación de técnicos, es decir, de ejecutores, en vez de generadores o críticos. En perspectiva, los primeros sirven para el desarrollo de funciones claramente preestablecidas como la maquilla, y los segundos tienen un grado de calificación mayor que les permite no sólo tomar decisiones, sino contar con los conocimientos necesarios para ser críticos y para generar nuevo conocimiento. Los países desarrollados invierten grandes cantidades de dinero en la generación y el aprovechamiento del conocimiento en las universidades y centros de conocimiento.

En el modelo económico actual, el Estado mexicano está recortando sus funciones sociales y dejando al mercado la regulación y prestación de servicios de carácter social como la educación o la salud, además del acceso a través de elementos económicos; es decir que, quien tenga mayor capacidad económica puede acceder a un mejor nivel educativo. Ser profesionista se vuelve un privilegio y no un derecho.

Si bien México necesita técnicos para satisfacer la demanda de servicios importantes en el mercado laboral, no se puede sacrificar una institución de la relevancia del Instituto Politécnico Nacional para que cumpla dicha función, siendo que se trata de una de las ofertas públicas de mayor calidad del país. De ahí la importancia de que la educación pública sea autónoma, como sucede con la Universidad Nacional Autónoma de México, a fin de que los programas de estudios puedan ser autodeterminados sin intereses políticos o coyunturas económicas de por medio, y verdaderamente sirvan al interés público.

Sólo una educación pública autónoma puede ser crítica incluso del gobierno en turno, capaz de generar el conocimiento que permita superar los problemas contextuales, y preparar mexicanos capaces de afrontar los retos y desafíos que el país atraviesa en todas sus esferas. Su valor radica en que a través de ella, los ciudadanos emanados de sus filas estén en condiciones de llevar a cabo los ideales plasmados en la Constitución al mismo tiempo que realizan su proyecto de vida.

[imagen: //elpunto.com.mx]

¿Dónde iremos a buscar modelos?

La América Española es original, originales han de ser

sus instituciones y su gobierno y originales los medios de fundar uno y otro.

O Inventamos o Erramos.

 Simón Rodriguez

radiocomunitaria

Revisando algunas publicaciones acerca del impacto que hasta ahora ha tenido la #LeyTelecom, me encontré con el artículo de @majosiscar sobre el amparo que interpusieron hace 3 semanas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cinco radios comunitarias que afirman que, aunque la reforma de Telecomunicaciones reconoció por primera vez la figura de “radios comunitarias”, “atenta al derecho de los pueblos a la información”, según la Asociación de Radios Comunitarias (AMARC).

Gisela Martínez, coordinadora del área jurídica de AMARC México, resume el impacto de estas leyes secundarias en tres puntos: “Se violenta el acceso a las frecuencias, vuelve insostenibles económicamente a las radios que ya operan legalmente y es intrusiva en sus contenidos”. Ya no es posible que los pequeños negocios pauten en este espacio comunitario, no pueden recibir donaciones si la entidad no está acreditada como donataria autorizada, no es permitido conseguir financiamiento privado ya que son emisoras “sin ánimo de lucro” y por si fuera poco, los requisitos para obtener el permiso de transmitir son una traba para el fortalecimiento de este medio social. Algunos de dichos requisitos son:

  • Demostrar capacidad financiera a través de una cuenta bancaria (además del costo que esto implica, muchas de las comunidades están ubicadas en zonas donde no hay sucursales bancarias)
  • Presentar estudio técnico realizado por una entidad acreditada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) (esto puede costar hasta cien mil pesos)
  • Carta Programática aprobada por la Secretaría de Gobernación
  • Estar legalmente constituido

 

¿Que tipo de relación social está impulsando esta clase de reformas?

Dejando de lado un poco las cuestiones legales, es válido ir más allá y ver que esta legislación atenta contra una forma de democratización de la comunicación que la sociedad civil ha tomado en sus manos. México es un país sumamente diverso, con 68 pueblos indígenas y más de 85 idiomas distintos según el INEGI. Tiene un espacio importante en las radios comunitarias que han logrado atender a los intereses propios de estos grupos específicos y abrir escenarios para la inclusión basados en relaciones horizontales. Han surgido como respuesta al acceso restringido a los medios tradicionales en algunos territorios, y a la falta de identificación de la población con los contenidos de los medios privados y monopolios de la comunicación.

El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman[1], en su libro “Modernidad Líquida”, habla acerca de las características de la sociedad capitalista. Entre ellas resalta el individualismo que marca las relaciones actuales y las torna precarias, transitorias y volátiles, subrayando cómo la esfera comercial termina por impregnarlo todo, y cómo las relaciones en las sociedades se miden en términos de costo-beneficio en el estricto sentido financiero, resultando en lazos solidarios frágiles que terminan dependiendo únicamente de los beneficios que generan.

[1] BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF, 2004

El ejercicio que suponen las emisoras comunitarias precisamente es un movimiento en contraposición a este individualismo del que nos habla Bauman, que además de no tener fines de lucro, logra una transición de una existencia individual aislada a la existencia social comunitaria: activando a la población para que realicen actividades colaborativas que buscan el interés general, fomentando un espacio para el ejercicio ciudadano a través de la auto organización, y compartiendo conocimientos, opiniones y percepciones en cuanto a temas nacionales que sin lugar a duda transforman las relaciones sociales y fortalecen la identidad de los pueblos. A través de éstas difunden su propia cultura, perpetúan las tradiciones y fortalecen el uso de lenguas tradicionales.

Además de todo esto, la relación permanente con los escuchas de las radios comunitarias hace que el proceso comunicativo sea totalmente distinto al de los medios de difusión de los grupos hegemónicos. Los receptores se convierten también en interlocutores que emiten, hay posibilidad de diálogo y los mensajes están al servicio de la sociedad (desde lo más sencillo, como los clasificados de objetos perdidos, hasta servicios sociales como la pérdida de personas o animales). En este sentido, el intercambio de experiencias y la socialización de conocimientos promueven la participación activa y crítica, actuando en pro de la sociedad.

¿Que clase de comunicación queremos para nuestra sociedad?

El Argentino Mario Kaplún, comunicador y educador, es reconocido por su gran aporte fijando una relación entre comunicación y educación. Para este autor, los mal llamados medios de comunicación no son más que medios de “difusión” o “información”, ya que van en contra de la raíz latina misma communis, que quiere decir poner en común algo con otros, implicando diálogo, intercambio y reciprocidad que no son evidentes en los grandes monopolios de medios actuales.

Si bien es cierto que con el boom de las redes sociales se ha democratizado más de cierta forma el acceso a la información, no podemos desatender las necesidades de sectores que sencillamente no tienen posibilidades del uso de estos medios. Para los que gozamos de este beneficio también es válido realizar una concientización acerca de la forma en que estamos consumiendo la información¿nos seguimos dejando llevar por una forma de comunicación unidireccional? ¿bajo qué criterio compartimos la información? ¿cuál es nuestro objetivo al entrar en la red? ¿indagamos más al respecto de un tema o simplemente nos dejamos llevar por la inmediatez? ¿qué les estamos exigiendo a los medios de los cuales obtenemos la información?

Es necesario replantearnos sobre cuáles conceptos estamos construyendo ciudadanía. ¿Comunicabilidad o comunicación? Entendiendo a la primera como el simple proceso donde percibimos la información sin llegar a hacer ningún filtro, es decir, donde los sujetos son analfabetas mediáticos, o donde le damos lugar al derecho que tenemos de informarnos, utilizando nuestra capacidad de tomar posiciones claras con respecto a los mensajes que transmiten los medios. Recordemos que una sociedad alfabetizada mediáticamente[2] contribuye también a una sociedad alfabetizada políticamente.

[2] La alfabetización mediática es la educación para el desarrollo de competencias que ayuden a los sujetos a acceder, comprender y evaluar de manera integral los medios de comunicación; así como la formación de sujetos críticos ante los estímulos de información e intercambio recibidos a través de la los mismos.

En el siguiente cuadro se clarifica la relación entre los tipos de comunicación y los tipos de educación según Mario Kaplún en su libro “Una pedagogía de la comunicación (el comunicador popular)” sobre el que me permito hacer un aporte personal.

Tipología Mario Kaplún

Ya bien lo dice Kaplún, “Definir qué entendemos por comunicación, equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir”. El caso de las radios comunitarias es algo palpable que no podemos permitir que continúe de esa manera. Las radios comerciales y privadas tienen por objetivo el lucro sin importar los contenidos del programa, el rating es el que manda, y suelen implantar hábitos de consumo que refuerzan la ideología dominante. Por su parte, la radio comunitaria está inmersa en la lógica de la defensa de los derechos humanos; una lógica que tiene su base en las redes que se han tejido a partir de las relaciones cotidianas con el entorno compartido, creando identificación y solidaridad con los asuntos que afectan a los conciudadanos (paisanos).

Es una forma de construcción de la comunicación local que en muchos casos es la única manera de difusión asequible, un instrumento para interrelacionar un hecho con otro, pensar y sacar conclusiones, construyendo explicaciones globales y cosmovisiones propias.

Es importante voltear la mirada a los cambios que se están generando en América Latina misma, ya que hemos estado aceptando modelos hegemónicos que no tienen que ver con nuestras realidades, nuestra diversidad, nuestros orígenes y nuestras situaciones a resolver. De nosotros depende salir del “mundo sin alma”, como lo bautiza Galeano, donde “no hay pueblos sino mercados, no hay ciudadanos sino consumidores, no hay naciones sino empresas, no hay ciudades sino aglomeraciones y no hay relaciones humanas sino competencias mercantiles”[3].

[3] GALEANO EDUARDO. La comunicación desigual. Política y Cultura 1997. Disponible en: <//www.redalyc.org/articulo.oa?id=26700807>

Ya se están generando transformaciones en materia de legislación con efectos positivos en las poblaciones vulnerables. En Argentina, la comunicación está establecida como derecho humano. La ley de Medios, junto con la ley de Radiodifusión comunitaria de Uruguay, “son consideradas por el Comité Mundial para la Libertad de Expresión de la Unesco como las dos legislaciones más importantes del mundo. Uruguay en el plano de la radiodifusión comunitaria y la ley de Medios de Argentina como un marco regulatorio avanzado, democrático, rompe con la cadena de sumisión del campo de la comunicación a los intereses privados, que son por definición intereses particulares y, por lo tanto, excluyentes.” Esto lo dijo el comunicólogo brasileño Dênis de Moraes en la entrevista que realizó Fernando Arellano Ortiz.

¿Que tal si empezamos a nutrirnos con los ejemplos que nos dan otros países latinoamericanos que tienen más en común con nosotros que otros modelos tradicionales que hemos adaptado hasta el momento? ¿Que tal si logramos ver la comunicación de una manera orgánica donde los individuos sean sujetos que comprenden críticamente su realidad aprovechando los instrumentos que tienen para transformarla?

Somos responsables de construir la sociedad que queremos, empecemos por escoger, exigir y ejercer el tipo de comunicación que consumimos.

 

Links de interés:

Emisoras comunitarias en el país – Denominación,
 antecedentes y evolución //sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/tesis/human/sabrera_o_s/cap3.htm

La radio comunitaria frente a los grupos de poder //www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n59/vramos.html

(Imagen: //ciudadania-express.com)

Valery Rojas,

Politóloga y Blogger

@chanteler

Un requisito para la participación ciudadana en las democracias modernas

alfabetización mediática

La alfabetización mediática es la educación para el desarrollo de competencias que ayuden a los sujetos a acceder, comprender y evaluar de manera integral los medios de comunicación; así como la formación de sujetos críticos ante los estímulos de información e intercambio recibidos a través de la los mismos. La Comisión Europea incluye en su definición la capacidad de establecer formas de comunicación en diversos contextos.

Desde hace una década la Unión Europea considera la alfabetización mediática como una prioridad y ha realizado una serie de programas para impulsarla a través de su Comisión. Ejemplo de éstos es Europa Creativa, programa de financiamiento que cuenta con un presupuesto de 1,460 millones de euros para apoyar el acceso y desarrollo de iniciativas relacionadas con cultura, artes y medios (digitales y tradicionales). De estos programas se han derivado distintos estudios acerca del uso de las tecnologías de información, redes sociales y videojuegos online por parte de jóvenes de 15 a 30 años, que si no nacieron con dichas tecnologías, éstas forman parte central de su vida cotidiana, y han transformado los canales y formas de comunicación, interacción y relación de las nuevas generaciones. Es por ello que la Comisión Europea considera necesaria la alfabetización de la población en estos medios, para fomentar una ciudadanía más activa, crítica y participativa en una sociedad con sobre flujo de información. También es considerada como un “eje clave en las democracias modernas”, como lo señala el Dr. José Ignacio Aguaded-Gómez, editor de la revista Comunicar.

Los jóvenes de hoy crecieron en un mundo saturado de información, tecnologías relacionales y comunicaciones digitales, especialmente en los países industrializados. La mayoría de ellos las usa de forma indiscriminada, es decir, sin haber recibido ningún tipo de filtro u orientación acerca de temas sumamente importantes, como la seguridad de su información, los términos y condiciones de los sitios a los que accesan, la veracidad de la información, entre otros. De ahí la necesidad de alfabetizar.

La Dra. Pilar Colás Bravo y la Dra. Teresa González Ramírez, catedráticas del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, resumen la historia de las redes sociales en tres periodos: El primer periodo (de 1997 hasta el 2001) se caracteriza por la creación de comunidades virtuales donde los usuarios de distinguen de acuerdo a sus perfiles. En el segundo periodo las redes sociales se integran al escenario económico, convirtiéndose en una herramienta global para el intercambio entre profesionales en el ámbito de los negocios. Y en la actualidad (tercer periodo), se crean disciplinas y campos de trabajo por el enorme potencial que las redes tienen al haber permeado en muchos escenarios de la vida cotidiana y en una cantidad inimaginable de usuarios alrededor del mundo. La firma analista sobre actividades y rendimiento de internet, Royal Pingdom, registró 2400 millones de usuarios en todo el mundo en un estudio realizado en 2012. Del total global, 44% corresponde al continente asiático, 21,6% al europeo y 11,4% a Norteamérica.

En América Latina había 231 millones de usuarios de Internet al 1 de enero de 2012. De esta cifra, 30% eran brasileños, el 16% mexicanos, el 11% argentinos y el 10% colombianos. Lo cual representa un porcentaje muy alto si tomamos en cuenta las difíciles condiciones de acceso, brecha digital, pobreza y falta de infraestructura de los países latinoamericanos. Sin embargo los dispositivos móviles han contribuido en gran parte a facilitar el acceso a internet y redes sociales.

Como mencioné antes, las tecnologías de información, el internet y las redes sociales tienen un rol central en la vida de los jóvenes. También tienen un rol central en sus experiencias en lo que se refiere a la socialización, la globalización, los espacios online y offline y la percepción de participación y de relacionamiento con sus semejantes. Esas son sus primeras experiencias con la ciudadanía, en espacios públicos y privados online.

Los internautas son cada vez más jóvenes, sus primeras experiencias con las computadoras e internet son fuera del espacio formal educativo y el 90%(i) de ellos no cuentan con alguna orientación acerca del uso de éstas. La pregunta hoy en día ya no es si los niños deben ser alfabetizados mediaticamente; la cuestión es cómo. El hecho de que no exista un filtro u orientación nos muestra que existe, no sólo una brecha digital, si no también una generacional, que tiene que ser atendida a través de la alfabetización mediática para aprovechar el uso actual de los medios y canalizarlo hacia el ejercicio ciudadano. 

Las redes sociales abren un espacio virtual donde los usuarios experimientan relaciones de igual a igual en el intercambio de información, experiencias y opiniones, creando un nuevo paradigma de comunicación; por ende, se ha ido abriendo un espacio de denuncia ciudadana y de catársis colectiva nunca antes visto. Los ciudadanos toman estos medios para denunciar todo aquello que no tiene cabida en las agendas políticas y comienzan a llevar a cabo acciones bajo sus propias agendas. Estos son pasos importantes para ejercer la ciudadanía y contribuir a una democracia más participativa.

Las competencias mediáticas a desarrollar implican poder interactuar de manera crítica con los mensajes producidos por los demás, internalizarlos, comprenderlos y responder produciendo mensajes propios. En este sentido, una sociedad alfabetizada mediáticamente contribuye también a una sociedad alfabetizada políticamente, influyendo en la autonomía personal de los receptores de la información. Esto aporta directamente a lograr sociedades más justas. Por eso, la intervención del Estado es necesaria para la regulación de los nuevos medios, pero también para garantizar el acceso a internet y el financiamiento de programas de alfabetización mediática a la población en general, especialmente a las generaciones futuras. Sólo así, la siembra de dichas capacidades rendirá frutos en la participación ciudadana online y offline.

Julia Romero,

Comunicóloga y Maestra en Educación Intercultural

@Sashantia1

 

(i) Según un estudio sobre el uso de internet por jóvenes andaluces publicado en Comunicar Journal: “Jóvenes interactivos: nueva ciudadanía entre redes sociales y escenarios escolares”, editado por el Dr. J. Ignacio Aguaded-Gómez.

Bibliografía:

Comunicar Journal: Jóvenes interactivos: “Nueva ciudadanía entre redes sociales y escenarios escolares”. Editado por el Dr. J. Ignacio Aguaded-Gómez.

Neyla Graciela Pardo, Razón Pública.com: “Redes sociales y construcción de ciudadanía en Colombia”.

//ec.europa.eu/programmes/creative-europe/index_en.htm

//europa.eu/legislation_summaries/information_society/strategies/am0004_es.htm

//latinamericahoy.es/2012/03/29/america-latina-internet-redes-sociales/

 

(Imagen: //www.finanzzas.com)

Implementación de tecnologías móviles para que el aprendizaje de los niños sea más eficiente

Diagrama sobre tecnología y educación
Diagrama sobre tecnología y educación

 Por tercer año consecutivo, las instalaciones de la UNESCO en Paris fueron    el escenario para la conferencia de tecnologías móviles y educación, el Mobile Learning Week (MLW)cuyo tema principal fue el empoderamiento de los docentes con respecto a la tecnología.

En total fueron casi 500 asistentes provenientes de más de 50 países, 11 workshops y 80 paneles de discusión en donde fue posible compartir experiencias, investigaciones, estrategias, puntos de vista y lluvias de ideas en la exploración de las formas en que las tecnologías móviles pueden ayudar a los profesores a hacer más efectivo su trabajo en diversos contextos.

 A diferencia del año pasado, este MLW tuvo un contenido más académico y se socializaron investigaciones. Se evaluaron proyectos que mostraron la implementación de tecnologías móviles para que el aprendizaje de los niños sea más eficiente. Se expusieron experiencias de monitoreo en diferentes comunidades, predominando aquellas con población vulnerable que mostraron los puntos exitosos y los retos; todas las actividades apuntando a hacer relevantes esfuerzos para implementar estrategias que provean soluciones reales a la desigualdad de la formación de los niños y niñas del mundo.

A pesar de que los proyectos tecnológicos motivan tanto a profesores como estudiantes, entre los obstáculos identificados destaca: la necesidad de mejorar los sistemas que fallan radicalmente, pues las reformas no van más allá de la interacción con un dispositivo móvil, con una actitud pedagógica que tome en cuenta el entorno de la comunidad y sus requerimientos. Es fundamental que los contenidos impartidos estén encaminados a resolver los problemas de la población y a replantear las directrices internacionales, para crear herramientas que realmente permitan a estudiantes y profesores resolver las exigencias de su contexto.

Al respecto fue muy interesante la intervención del Sr. Jean-Marc Mutzig, coordinador general del Programa de Innovación en el Aprendizaje a Distancia del Ministerio de Educación de Brasil, al hacer énfasis en que los modelos pedagógicos y las tecnologías se tienen que adecuar a las situaciones específicas. Habló de la realidad latinoamericana, en especial de la de su país en donde, ante la limitación de cobertura suficiente y eficiente de la red eléctrica y de conexión a banda ancha, la Universidad Abierta de Brasil capacita a los maestros para replantear desde los contenidos, pasando por la aplicación de la radio y la televisión en los procesos educativos, hasta el uso de otras herramientas offline, ampliando de esta manera la cobertura.

La mejora de herramientas que ya existen y la optimización del uso de computadoras con los que ya cuentan las instituciones es también un punto que requiere el planteamiento de acciones en el corto plazo y que no implica una inversión alta en la compra de nueva tecnología.

La percepción con respecto al congreso del año pasado es que el enfoque se hace cada vez menos en directrices de política educativa móvil, y más en la venta de aplicaciones y toda una serie de accesorios para “mejorar la educación”, dejando de lado los problemas reales de los jóvenes.

Esto sin contar que la abundancia de tablets que pretenden ponerse en circulación en el mercado provocan, por una parte, graves problemas al medio ambiente y por otra, la compra indiscriminada de dispositivos móviles, haciendo caso omiso a los problemas que genera el mineral coltan (empleado para la fabricación de esos aparatos), causante de un conflicto bélico que ha cobrado la vida de personas y la desaparición de poblaciones de gorilas en la República Democrática del Congo. Claro es que las soluciones ya están puestas en marcha pero no gozan de mucha difusión, como sucede con el proyecto del fairphone de celulares con minerales libres.
Entre las inquietudes más recurrentes se trató la promoción del aprendizaje cooperativo entre los estudiantes, teniendo en cuenta que muchos de los programas implementados son de tipo “una tableta por cada alumno”, contrario a la tarea que tiene el maestro de motivar el trabajo en equipo. La realidad es que estamos inmersos en un sistema donde se sigue evaluando por competencias, donde los resultados se dan en números, premios y castigos, donde se promueve el individualismo como valor fundamental, en lugar de incentivar la evidencia de que dependemos los unos de los otros para lograr mejores resultados y formar una sociedad que busque metas que favorezcan a la mayoría.
En su ponencia, Chen Kee Tan, coordinadora del programa Crescent Girls School in Singapur, hizo hincapié en que no se puede permitir que sea la tecnología la protagonista de la educación, “siempre tendrán que ser los estudiantes”. Es por ello que se vuelve necesario construir un puente entre el potencial de la tecnología y los resultados que se esperan. Al respecto hizo las siguientes consideraciones:
  • Diseñar las clases con claridad en los objetivos que se quieren alcanzar
  • Capacitar y actualizar a los maestros para que todo el cuerpo docente sepa utilizar de manera adecuada esas tecnologías
  • Escoger los dispositivos tecnológicos a utilizar, teniendo en cuenta el programa seleccionado
  • Implementar la tecnología de manera natural
  • Implicar a los estudiantes en la generación de conocimientos
  • Comunicar a los decisores políticos los acuerdos realizados con el fin de que los recursos necesarios sean asignados

La implementación de aprendizaje móvil es algo que aun está en desarrollo, es por eso que cada uno de los espacios de socialización, como este MLW, son necesarios para destacar o mostrar la forma en que la tecnología móvil puede contribuir a mejorar la enseñanza, el aprendizaje y la administración.

Además, la posibilidad de compartir conclusiones y evaluaciones de las investigaciones sobre programas de aprendizaje móvil promueve el dialogo entre los principales interesados del tema, ofreciendo una visión amplia de la manera en que la tecnología puede impulsar los objetivos de aprendizaje.
La tecnología no es una varita mágica que por sí sola logre un cambio; hay que conocer el contexto, analizar la evolución de la sociedad, la demografía, las tendencias culturales y socioeconómicas y las expectativas de la gente para lograr la adopción pronta al cambio que se está generando en el mundo.
Se está hablando más de transformación en términos de funcionalidad que de accesibilidad. La inclusión y la justicia social no pueden perderse de vista para lograr el equilibrio entre la tecnología y una verdadera equidad, que tampoco significa aplicar una misma solución en todos los contextos.
Creando una sinergia entre la pedagogía, la formación y capacitación constante a los docentes, los contenidos, el hardware, la conectividad y la voluntad política, podremos empezar a generar cambios reales que mejoren la educación de niños, niñas y jóvenes del mundo.
Sitios de interés:
//www.unesco.org/new/es
//www.unesco.org/new/en/unesco/themes/icts/m4ed/unesco-mobile-learning-week-2014/
//www.mec.gov.br
//www.uab.capes.gov.br
//www.crescent.edu.sg
Valery Rojas
Politóloga y Blogger
@chanteler
(Imagen: //www.col.org/resources/speeches/2010presentation/Pages/2010-02-03.aspx)

 

Por: Julia Romero

Inspirada por las conferencias de la UNESCO sobre las directrices para las políticas de aprendizaje móvil, junto con una gran cantidad de información que últimamente he leído acerca de índices sobre la educación en México, los comparativos con el llamado “primer mundo” y al ver el documental de “De Panzazo” de Loret de Mola, decidí escribir sobre mi propia experiencia como Mexicana en el extranjero. Sobre los retos, las frustraciones y experiencias que eso significó para mí, pero también sobre los aprendizajes y cómo eso ha cambiado mi visión sobre la educación en México en general.

Vivo en Berlín, una ciudad fascinante y completamente multicultural. Hay veces, que cuando voy en el metro, siento la sensación de no saber bien dónde estoy. Pues oigo tantos idiomas tan diferentes al día que en ciertas zonas de Berlín me siento como en Francia, en otras como en Turquía, Vietnam, España o incluso en Arabia Saudita.

Decidí venir después de sentir una corazonada que me llamaba a ir a Alemania a como diera lugar, siendo que la primera vez que visité Berlín me fascinó, busqué cursos o estudios de posgrado que me pudieran permitir vivir suficiente tiempo allí como para sentir la vida real del lugar. No la del turista, que solo pasa por los lugares indicados en la guía del hotel, o que se dedica a visitar monumentos al holocausto en Alemania, no, yo quería sentir la vida. Y por eso, hacerlo a través de estudiar algo me pareció la mejor opción.

En realidad soy apasionada del aprendizaje y de la enseñanza, una de las funciones básicas de la comunicación. Disfruto de conocer a personas, lugares, situaciones y diferentes perspectivas. Fue así como encontré una maestría que era perfecta para mí. Un máster especializado en la educación intercultural en Alemania. Con temas como la transmisión de conocimientos en la sociedad multicultural, el estudio de la educación anti-racismo y anti- discriminación, la historia de la migración europea y la psicología de la migración en la sociedad multicultural. Para mí todo eso sonaba fascinante, era una gran motivación. Más allá del título que iba a obtener, que en realidad para mí no tenía ninguna relevancia, yo quería ir a vivir esos temas en esa fantástica ciudad.

Así que me aventuré, ahorré muchísimo para pagarme los estudios, lo cual incluso me sorprendió lo poco que costó el master completo de un año y medio en comparación de la educación superior privada en México, y simplemente me despedí de mi amado DF para saltar al vacío.

En cuanto llegué me sorprendieron muchísimas cosas, todas formaban parte de mi aprendizaje y la mayoría eran incluso parte del programa de estudios. Como por ejemplo, que como preparación para la primera semana de clases se nos pidió que leyéramos una serie de libros que nos adentraran en el contexto de la educación en Alemania, e incluso se nos pidió que trajéramos de casa un objeto que consideráramos que representa un obstáculo y/o una oportunidad para la sociedad multicultural. Desde ese momento me dí cuenta del reto en el que me había metido. A eso le siguió una semana introductoria en la que nos embarcamos los 28 estudiantes de más de 10 países, incluyendo Chile, Bolivia, Turquía, Finlandia, Alemania, Estados Unidos, Grecia, Dinamarca, Algeria, Rumania, República Checa, Rusia, Ucrania y México, y provenientes de los contextos más diversos, desde las ultra-metrópolis como yo, y los provenientes de pueblos de no más de 20,000 habitantes. Todos preparados para conocernos más y tener una probadita de los retos que implica sostener a una sociedad multicultural.

Hacíamos actividades, aprendíamos y nos expresábamos a través de juegos y dinámicas que nos ayudaban a comprender mejor y desde distintas perspectivas. Acabábamos exhaustos. A cada segundo se me abría el mundo. Yo me consideraba una persona abierta, y nunca me había dado cuenta de lo que implica convivir en una sociedad tan diversa, con tantas maneras de pensar distintas, y sobre todo sin juzgarlas y sin catalogarlas. Incluso desde las cosas que parecen muy simples y que la mayoría de las veces damos por sentado, como por ejemplo el saber discutir. Eso no debería sonarme nuevo, si después de todo, estudié Ciencias de la Comunicación. Pero en la vida cotidiana práctica y ante tanta diversidad, incluso eso se convierte en algo muy complejo. Me dí cuenta de que mi capacidad de discutir era casi nula en comparación con mis compañeros.

Los primeros meses del máster me sentí como si me hubieran faltado años de estudio, o más bien (porque sí estudié bastante), sentí que me faltó preparación. En ciertos momentos me apaniqué, siendo el idioma ya suficiente reto, pues casi todos los cursos eran en alemán y solo algunos en inglés. Más allá de eso, la mayoría de mis compañeros poseían una capacidad de análisis natural que a mi me costaba muchísimo trabajo. Ellos tenían la capacidad de discutir.

Para discutir se necesita respetar y sobre todo saber escuchar. Ahí fue cuando me di cuenta de que en mi entorno, más allá de la Universidad, es muy difícil discutir, pues más bien la mayoría de la gente que escucha la palabra discutir inmediatamente piensa en pelear. Cuando pienso en todas las veces que discutía con alguien de la familia, amigos, etc. en realidad lo que hacíamos era que cada quien tenía una forma de pensar a la que se aferraba como si fuera la fuente de la vida inmortal, y el otro ni escuchaba lo que el de enfrente tenía que decir, más bien ya estaba pensando en el argumento siguiente que iba a decir para dar un golpe “letal” a la “discusion” y por supuesto con cada argumento el tono de voz se elevaba más y más hasta que alguien logra más poder que el otro y se acaba la dinámica. En ningún momento me imaginaba una mesa redonda donde exponíamos nuestras perspectivas y nos planteábamos preguntas. Por lo menos hasta entonces así había sido para mí.

Sin saberlo, mis compañeros se convirtieron en espejos terriblemente asertivos de algo que yo necesitaba mirar con atención. Eso me movió el piso completamente. Y ahora que vi estos documentales sobre la deficiencia de la educación en México me regresé inmediatamente a esos momentos donde con todo y haber logrado una educación superior, ante otros seres humanos con una formación diferente me sentí completamente deficiente.

Entonces decidí ponerme al día en lo que me faltaba. Yo también quería participar de esas discusiones. En parte porque me fascinaba la manera en que funcionaba toda la dinámica, en que todos escuchaban con atención cada argumento, en que cada argumento se complementaba y enriquecía refiriéndose a los anteriores, en que en realidad la discusión tenía como objetivo alzar más preguntas y comprender un tema desde más perspectivas, pues todas formaban parte del uno. Y por otro lado porque también me dí cuenta, que aunque habíamos tres latinoamericanas dentro del grupo, el estudio estaba tan centrado en Europa, que cuando comentábamos algo sobre América Latina, nadie podia seguir la conversación, más que las Latinas ahí presentes, porque simplemente para ellos el tema era desconocido. Ahí fue cuando me di cuenta de que si no nos involucrábamos nosotras mismas en los temas de la educación global, nadie nos iba a tomar en cuenta, porque nadie nos estaba mirando.

A ésta se sumaron otras experiencias que me comprobaron cada vez con más fuerza que la mayoría de los europeos no saben casi nada sobre nuestro continente Americano, y menos sobre América Latina. La mayoría piensan que México está en Sudamérica, osea ni siquiera nos podían ubicar geográficamente. Incluso uno de los profesores que dirigían éste máster, quién incluso se considera uno de los padres de la educación multilingual y multicultural en Alemania, le dijo a mi compañera boliviana que Bolivia tenía costa, y cuando mi compañera lo desmintió, no se retractó de lo dicho. Con esto no quiero decir que hay una mala intención, si no simplemente que en ese momento pasaron por mi cabeza todas las horas de clases que estudiamos en México sobre la historia europea, y no lograba comprender que los europeos no hicieron lo mismo con nuestro continente, y que la educación fuera tan eurocentrista. Pero en cierto sentido tenía mucha lógica porque si nosotros cuando estudiamos sólo los miramos a ellos e incluso los ponemos en un pedestal, y ellos sólo se miran a sí mismos (ahora bajo el manto de la EU), pues… ¿quién nos mirará a nosotros?

Nos estamos perdiendo de ésta interacción mundial por no mirarnos a nosotros mismos lo suficiente y bajo distintas perspectivas. Experiencias así me mostraron todo lo que yo como mexicana, podía aportar, y de cómo es en realidad imperativo que en México nos reconozcamos como una sociedad multicultural. Que permita más apertura, diferentes visiones y que promueva dichas interacciones bajo una educación de respeto y promoción a la diversidad humana. Nosotros somos los que tenemos que ser creadores de los contenidos que necesitamos para el bienestar de nuestra comunidad, si no lo hacemos, nadie lo hará por nosotros.

Uno de esos días de estudio, me subí a un autobús para ir a la biblioteca dondé prácticamente viví mientras escribía mi tesis. Al autobús se subió una señora de unos 35 años con sus dos hijitas rubias, de 6 y 3 años de edad aproximadamente, que en cuanto se sentaron notaron que alrededor de ellas se sentaban 4 mujeres de origen turco probablemente, que portaban en la cabeza una burca (lo cual es una señal de las mujeres de religión musulmana y de las cuales hay muchísimas en Berlín). Una de las niñas le pregunta a su mama: -Mamá, porqué esas mujeres usan la mascada en la cabeza?- a lo que la madre les respondió – Porque ellas practican otra religión y hablan con otro dios. Y la niña continuó – ¿Y cuántos dioses existen?- a lo que la madre respondió –¡uy muchos!, nosotros nos relacionamos con Jesús, pero existe también Shiva, Allah, y Kukulkán y por ahí en China hay otro, en realidad hay muchos- Y aunque yo no soy una persona religiosa, el simple hecho de observar ésta interacción me hizo darme cuenta de todo lo que aún hay por hacer. México es un país lleno de diversidad, y eso implica grandes retos pero también grandes oportunidades para crear distintos tipos de educación que promuevan el compartir del saber y que refleje lo que queremos ser. Para eso nos tenemos que preguntar primero a dónde queremos llegar. Solo así podremos crear una educación basada en las virtudes y no en las deficiencias y en la competencia.

En cuanto a mi propia historia, terminé mi maestría con excelencia, y aprendí mucho más de lo que incluso me había imaginado. Ahora vivo en Berlín, y realizo proyectos de intercambio entre Europa y América Latina.

Publicado en la edición de mayo de la revista Bicaalú

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