La seguridad es uno de los temas que más sigue preocupando a los mexicanos; en las encuestas se puede leer que, junto con el tema económico (específicamente el del empleo) es uno de los asuntos que más posicionado está en la mente de los mexicanos y que más angustia cuando se pregunta la opinión del futuro cercano, tanto en términos familiares como personales. Desde hace algunas entregas se ha establecido el riesgo de que estos dos asuntos puedan complicarse en México, puesto que a la percepción de inseguridad se le puede sumar una posible recesión, dando como resultado una situación desestabilizadora para el país y para su gobierno, haciendo más difícil la gobernabilidad en el mismo. Por tanto, resulta importante detenerse un poco para analizar los posibles escenarios en cuanto a ello. De manera concreta esta entrega se refiere a la necesidad de contar con una nueva narrativa en materia de seguridad, implementada y ejecutada desde el Gobierno Federal.

La estrategia del gobierno entrante del Presidente Peña fue erradicar del discurso político el tema de la “lucha contra el crimen”, “violencia”, “inseguridad” o “narcotráfico” de reuniones oficiales, boletines de prensa o cualquier otro medio, ya fuera desde la Presidencia o en el Gabinete. El foco de los problemas (y el foco también de la estrategia del Gobierno) estuvo en temas internacionales, económicos, culturales, de desarrollo social, etc. No obstante lo anterior, pareciera que el tema de violencia e inseguridad en el país estalló en plena luz del día; para muestra un botón: la necesidad de que la marina y las fuerzas armadas militares se hagan cargo totalmente de la administración y seguridad del puerto de Lázaro Cárdenas en Michoacán es prueba de ello.

Luego entonces, una de las conclusiones inmediatas es que la estrategia de negar que México tuviera un problema de inseguridad tampoco funcionó. El Gobierno Federal necesita urgentemente construir una nueva narrativa de este problema que ocupa la mente de muchos mexicanos. ¿Cómo explicar la violencia?, ¿cuáles son sus causas?, pero sobretodo ¿cuál es la estrategia? Esta última pregunta requerirá grandes esfuerzos, puesto que hasta ahora, el ejército y la marina han seguido los pasos y el camino de acciones de su predecesor, Felipe Calderón.

En la medida en que el Presidente Peña Nieto sepa construirse a sí mismo y a su gobierno una narrativa eficaz y eficiente en torno a este tema, entonces podrá delinear las acciones a seguir. Sería grave que se cometa el error de “poner la carreta enfrente de los caballos”, puesto que primero hay que saber el rumbo y luego emprender la marcha. El reto no es menor y cada día se vuelve una necesidad mucho más perentoria para los ciudadanos y para la opinión pública del país.