Decía la vieja frase del político Jesús Reyes Heroles – la cual afirmó hace algunos años – que en la política mexicana “la forma es fondo”. Lo anterior quiere decir que a veces la manera de hacer las cosas tiene igual importancia que la sustancia de las cosas mismas. Y ello en el terreno político actual no es ajeno ni extraño a los actores del presente. Si la frase es correcta y la forma es fondo, entonces se deben analizar y comentar algunos aspectos de los políticos modernos en los cuales se demuestra lo anterior.

Los actores políticos gustan de estar en los reflectores públicos,  de hecho, el ágora termina donde llega la voz y los medios de comunicación han ayudado a extender el ágora. Lo cierto es que algunos que han terminado sus periodos legales les cuesta mucho trabajo aceptar su nuevo rol. Un ejemplo es el del ex Presidente Felipe Calderón, que ha obviado la regla no escrita en la que los ex mandatarios desaparecían de la escena política y se negaban a hacer comentarios de sus sucesores. No es gratuito que Calderón reaparezca en la escena política, y comente sobre el desempeño del gobierno actual; como tampoco es casualidad que lo haga en plena lucha por la renovación de la dirigencia panista. En este caso, como dice el dicho, la forma sí es fondo.

Otro ejemplo claro es la apertura del periodo de sesiones del Congreso General. Los diputados y senadores han agendado una serie de dictámenes a discutir en la primera sesión del mismo. En el caso de los diputados se enlistan el dictamen de Código Único de Procedimientos Penales y la Ley Secundaria de Servicios Ferroviarios. ¿Por qué la urgencia de aprobar dictámenes de esta naturaleza en tan corto tiempo? Para entender lo anterior hay que referirse entonces a la vieja frase de Reyes Heroles: la forma es fondo. La rapidez, la urgencia es un mensaje de quien define la agenda pública.

El viejo dicho es correcto en la mayoría de las ocasiones y se debe aprender a leer que la manera de hacer las cosas es casi tan importante (o en algunos casos más importantes) que las cosas mismas. El  “modus operandi” del político es un reflejo de las motivaciones que lo llevan a actuar. El siguiente paso del análisis político entonces, es comprender dichas causas para poder predecir cuáles serán las conductas futuras. Allí radica el éxito de hacer una lectura precisa de la coyuntura política y adelantarse a los tiempos antes que las cosas pasen.