“Si las mujeres hubiesen escrito libros, seguramente todo habría sido diferente” Cristina de Pizán (1364-1430)
En marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer que, a pesar de las diferentes posiciones que se pueden encontrar con referencia a esta celebración, es siempre un incentivo para retomar las discusiones acerca del papel actual de la mujer.
En México, una mujer destacada en el ámbito político ha sido Griselda Álvarez, poeta, cuentista, autora, maestra y política, quien murió un día como hoy hace 5 años. A lo largo de su vida publicó más de 17 libros, siendo una figura cultural y creativa aún en espacios que han sido encasillados en la historia como masculinos. Más que una feminista, una reivindicadora de la ciudadanía femenina. Además de madre, fue la primera mujer electa gobernadora en México, en el estado de Colima. Entre sus preocupaciones siempre estuvieron la educación pública, incluida la universidad del estado, la reforma a los códigos penal y civil para que los hijos de las reclusas no nacieran dentro de la cárcel, así como políticas públicas destinadas a brindar oportunidades para que las trabajadoras sexuales cambiaran de ocupación.
Al querer indagar más sobre el papel de las “mujeres mexicanas”, comencé una búsqueda en la red. Los primeros resultados, aunque no son sorprendentes, sí abren un espacio de reflexión. De los primeros 20 títulos que aparecen en Google, solamente 4 no tienen relación con categorías como la belleza, la fama o lo “sexy”. ¿Son éstas las únicas características con las que nos identificamos las mujeres latinoamericanas? Los otros 4 resultados estaban directamente relacionados con feminicidios y lucha por la igualdad, entre algunas estadísticas que evidencian el lamentable panorama en México en cuanto a violencia de género.
¿Dónde están esas mujeres que precedieron a Griselda? ¿Por qué en la categoría de “mujeres mexicanas” no sobresalen la talentosa Frida Kahlo, la revolucionaria Florinda Lazos León, la activista por el voto femenino Elvia Carillo Puerto, el pilar de la botánica Helia Bravo Hollis, la destacada astrónoma e investigadora Julieta Fierro, la primera médica cirujana de México Matilde Montoya, la deportista Rosario Iglesias, la directora de orquesta Alondra de la Parra, la defensora de derechos humanos Marta Lamas, la reconocida escritora Elena Poniatowska, e incluso, por qué no encontraba a Sor Juana Inés de la Cruz?
Es cierto que se ha avanzado en cuanto a la reivindicación de los derechos políticos de las mujeres en México impulsando la participación en la política, al punto que se han tenido seis gobernadoras, varias diputadas federales y senadoras; también las mujeres han logrado reformas legislativas que establecen una igualdad en los escaños del congreso federal y algunos estatales. En comparación con las cuotas de género de países de la región como Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay o Perú, donde ésta no pasa del 30% y en países como Chile donde ni siquiera existe, el panorama para México es esperanzador.
Pero estos avances no han sido suficientes. El trabajo que realiza El Observatorio Legislativo sobre el avance de la participación política de las mujeres en la Cámara de Diputados, que se renueva cada tres años, muestra que la presencia femenina crece solamente un 1.13% en cada elección. Además de otros fenómenos que surgen en estos contextos; por ejemplo, la manipulación de listas y escándalos, como el reconocido episodio del 2009 “Las Juanitas” donde 8 diputadas de diferentes partidos pidieron licencia desde la primera sesión de trabajo legislativo, cediendo su curul a los suplentes, todos hombres (entre ellos un hermano y un esposo.)
En cuanto a la violencia de género, entre los logros importantes cabe destacar la “Ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia” (LGAMVLV)del 2007, que a partir del reconocimiento oficial de la violencia contra las mujeres como problema público, abre el espacio para una transformación institucional donde el Estado debe ser garante efectivo de los derechos de las mujeres. También ha sido importante que la constitución señale el destino de recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación para atender la violencia de género que sufre el país.
Sin embargo El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio sigue alertando sobre la “falta de voluntad política” para erradicar la violencia contra la mujer y calcula que “hay aproximadamente 2.299 casos de feminicidios en el país entre el 2012 y el 2013 pero solamente han sido registrados y están siendo investigados 572, es decir, solo el 24%, está siendo investigado como feminicidio y no sólo como homicidio en once entidades federativas”.
María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio afirmó que “Necesitamos investigaciones con visión de género y avanzar, pero la autoridad ni siquiera acepta que haya una alerta de género en ningún sitio y esto propicia que en México sigan aumentando los feminicidios”.
Opinión muy similar es la de María de la Paz López Barajas, consultora especial del Fondo de las Naciones Unidas, en el coloquio “El feminicidio en Ciudad Juárez.” Resaltó que “la impunidad y la violencia contra ese sector inicia con la invisibilidad del problema”, tal cual como está pasando en el contexto de la lucha contra el narcotráfico, la violencia extrema y la inseguridad generalizada, donde las cifras indican que en Chihuahua cada 20 horas es asesinada una mujer.
En otra ocasión, la consultora también hizo alusión a la incompatibilidad de la (LGAMVLV) con algunos códigos penales estatales, donde según su opinión predominan “figuras jurídicas del siglo antepasado”(…)“Por eso hablamos de una violencia estructural y que va mucho más allá de la esencia cultural, ya que tiene que ver con cómo se conforma el aparato de justicia, pues todavía encontramos delitos por razones de honor e incluso casos en los que se exceptúa éste cuando el perpetrador se casa con la víctima”.
Las mujeres en Latinoamérica aun tenemos mucho por reconocer, aceptar y reivindicar. En una sociedad que no educa sino reprime, es necesario llevar a cabo una comprensión activa de lo propio, eliminando el miedo, estereotipos y prejuicios ante los roles sociales, sin necesidad de que esto desemboque en un rechazo a lo masculino. Al hacernos conscientes de la situación podremos enfocarnos en los avances que ha habido hasta ahora y empezar a visibilizar los aportes de cada una frente a los retos de la actualidad. Exigir por parte de las instituciones una sensibilización frente a los temas para generar la voluntad política que hace falta. Mientras tanto existen instrumentos legales e instituciones supranacionales que apoyan a la transparencia, la lucha contra la impunidad y el monitoreo de las situaciones actuales. Las organizaciones civiles juegan un papel importante ya que desde allí se pueden construir narrativas más positivas para darle visibilidad a las historias de mujeres, resaltando nuestra contribución a la sociedad desde el arte, la política, la familia y demás esferas, que servirán para autodefinirnos y lograr una reinvención de los imaginarios colectivos.
Sitios de interés:
//www.dane.gov.co/revista_ib/html_r4/articulo6_r4.htm
//spanish.peopledaily.com.cn/31617/8466865.html
(imagen: //www.fte-energia.org)
Valery Rojas
Politóloga y Blogger
@Chanteler