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Nadie puede quedar impune: ni las empresas, ni los gobernantes, ni los ciudadanos.

Filantropía CorporativaRetomando el tema de la Filantropía Corporativa quiero hablar de los contrapesos que existen para los proyectos sociales haciendo referencia a un artículo que se publicó en Santacruz International Communications titulado De la Filantropía Corporativa a la Empresa Social, que describe la evolución de las actividades sociales en las empresas, así como la fusión de estructuras de organizaciones civiles con las del sector privado para formar el denominado cuarto sector o empresas sociales. Este documento se puede consultar aquí

Ante un panorama tan difícil y nublado como por el que está pasando México hoy me parece importante recalcar las diferencias entre las diversas formas que existen de participar socialmente desde distintos ángulos, con conocimiento de los contrapesos que hay dentro del desarrollo social, y de cuáles perspectivas aporta cada actor. Es preciso clarificar cuáles son las dinámicas de cambio y desarrollo social y el rol que juega cada uno de sus actores, lo cual considero de ayuda ante el descontento general que existe frente a la relación entre las empresas y sus intereses económicos dentro del marco del desarrollo social (como lo es, por ejemplo, el caso del Teletón).

Actualmente la relación entre empresas y organizaciones se percibe en México casi exclusivamente en el marco de donante-donataria. Esto ha sido un gran reto para el sector de las OSCs pues, en general, el perfil conservador de la mayoría de los donantes se inclina mayoritariamente a apoyar proyectos asistenciales y no de incidencia social, pues los primeros son más fáciles de comercializar. Siempre es más fácil hacer una campaña donde la empresa muestre cómo se repartieron cobijas a niños con frío y sin hogar. Sin embargo, tratar directamente las causas y transformar las políticas que hacen que esos niños no tengan un hogar tiene mucho mayor impacto social (Santacruz International Communications).

Dicha relación no es negativa per se. Al contrario, mucho se pueden beneficiar ambos sectores de la experiencia de cada uno, pues los dos tienen la capacidad de permanecer en el tiempo más allá de la alternancia de gobiernos. Muchas veces es incluso por esa razón por la que las iniciativas de proyectos sociales permanecen, gracias al contrapeso económico que una empresa puede aportar para la continuidad del mismo, en colaboración con organizaciones civiles focalizadas en grupos vulnerables.

El Teletón es un caso, como muchos otros, dónde la relación se desvió de su propósito; el barco se desvió de su curso, y para solucionarlo no es necesario quemarlo, si no detectar por qué, cuándo y cómo sucedió dicha desviación para poder redireccionarlo. Hoy el Teletón es el caso más visible pero eso mismo puede suceder con cualquier otro proyecto. Si nos vamos a las causas y no a los síntomas podremos incidir en aquello que hace que dichos proyectos desvíen su propósito, se utilicen de pantalla para evadir impuestos, o que se dé prioridad a proyectos no por su impacto social, si no por su relación comercial con el gobierno (en el caso del Teletón por ser un proyecto meramente asistencialista y no de incidencia). Para esto se requiere de un cambio también en las mentes de quienes apoyan estos proyectos y, entre ellos, los ciudadanos. Hay que formarnos como ciudadanos y generar la capacidad de apoyar la incidencia en políticas públicas.

Planear a largo plazo. Salir del cortoplacismo que tiene al país siempre “resolviendo” crisis en el momento sin capacidad de prever, sólo de reaccionar. En ese sentido, la sociedad civil puede y debe fungir como un contrapeso social ante los intereses meramente económicos monitoreando, regulando y evaluando constantemente dichas iniciativas. Cada actor es importante. En una entrada anterior mencionamos cómo dar seguimiento a las iniciativas a través de una herramienta fundamental que es el monitoreo. Dar seguimiento a las iniciativas con objetivos claros, y una vez cumplidos esos objetivos, avanzar hacia los siguientes objetivos del mismo tema.

En las democracias más avanzadas la sociedad civil funge como un contrapeso a los intereses económicos; esto no sólo es responsabilidad del gobierno, aunque a éste le corresponde regular gran parte de dichas actividades. Para ello se requiere que la población esté bien informada de cómo funciona su sociedad, esté consciente de sus derechos, esté en capacidad de reclamarlos, conozca los procesos y procedimientos para llevarlos a cabo, y que se aplique la ley. Pero no sólo por los ministerios de justicia, si no por los mismos ciudadanos. Y nadie puede quedar impune: ni las empresas, ni los gobernantes, ni los ciudadanos.

Fuente:

De la Filantropía Corporativa a la Empresa Social, Santacruz International Communications //santacruz-ic.com/es/issue/ow12/

[Imagen: //www.actualidadendesa.com]

Julia Romero,

Comunicóloga y Maestra en Educación Intercultural

@Sashantia1

El futuro está en que las empresas se vuelvan más responsables y las organizaciones más sostenibles

Alianza OSC y empresas

(imagen: www.alternativasycapacidades.org)

En un artículo anterior hicimos mencionamos que el cabildeo en México surgió como parte de una serie de actividades planeadas que pueden ser ejercidas por diversos grupos para influir en la esfera pública, y enfatizamos cómo se beneficia la ciudadanía de un cabildeo con responsabilidad social.

También definimos el cabildeo ciudadano como aquél que contempla el fomento de la transparencia en las relaciones entre instituciones tanto de gobierno como de las empresas, incluyendo a las OSCs como un aliado fundamental para el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas en beneficio de la ciudadanía, maximizando su impacto y minimizando las consecuencias negativas.

Para ligar estos conceptos es necesario tener una visión más comprensiva de lo que implica la RSE como proceso de mejora continua, y no reducirla a actividades esporádicas y aisladas, si no asumirla como un proceso de cambio, en el cual la empresa crea en forma simultánea valor económico y valor social (Michael Porter y Mark Kramer).

De acuerdo con el Centro Mexicano de Filantropía (Cemefi) El Distintivo ESR® es un elemento gráfico que acredita la relación de la empresa ante sus públicos de asumir voluntaria y públicamente el compromiso de implantación de una gestión socialmente responsable y de mejora continua, como parte de su cultura y estrategia de negocio.

Hoy en día volverse socialmente responsable es una ventaja competitiva para las organizaciones. El que no contemple la sostenibilidad y la RSE como base de su estrategia de negocios difícilmente podrá sobrevivir en el mercado, mucho menos florecer. Esto nos remite a la relación entre el segundo (empresas) y tercer sector (OSCs), y las posibilidades que existen para generar valor compartido más allá de la limitada relación entre donante-donataria. Las OSCs tienen mucho que aportar al sector empresarial y viceversa. En primera instancia, las OSCs pueden fungir como intermediarios, aliados y asesores en los procesos de incidencia sobre el marco legal que regula sus actividades; llegando a acuerdos y proporcionando información valiosa sobre las necesidades de las comunidades y grupos vulnerables a los que atienden. Ahí se forma un equilibrio entre los aspectos económicos y sociales en los cuales ambos grupos interactúan. De esta manera se beneficia al sector y por lo tanto, a los ciudadanos. En segunda instancia, las empresas entran en contacto con sus audiencias de una forma más orgánica, logrando así, una comunicación real y un conocimiento de las demandas de éstas, propiciando la obtención de retroalimentación y posicionamiento más favorable del entorno en el que interactúan.

Tanto las empresas como las organizaciones civiles pueden desarrollar un papel de aliados y consejeros para la construcción de un marco legal y una plataforma económica sostenible a largo plazo, y co-escribir las reglas del juego.

El cuarto sector

En los últimos tiempos se ha registrado la presencia emergente de un cuarto sector, que caracteriza la relación de equilibrio entre lo social y lo económico. Son empresas que nacen con objetivos financieros para llevar a cabo fines sociales.

Las tipificaciones actuales de las organizaciones “con fines de lucro” o “sin fines de lucro” como modelos institucionales, presentan limitantes ante el cambio social y económico que está generando la necesidad de construir plataformas sostenibles. Cada vez nacen más organizaciones, pero los recursos destinados a ellas siguen siendo los mismos, haciendo muy difícil su supervivencia. Las empresas se enfrentan también  a un ámbito que ha evolucionado en sus preocupaciones por el impacto social y ambiental de sus actividades. (Antonio Vives, p. 55) Es por eso que han surgido formas híbridas que buscan atender tanto a las necesidades económicas como sociales. Esta nueva forma permite un mecanismo de operación más flexible y promueve una economía solidaria. A éste sector híbrido en efervescencia se le llama cuarto sector. (Antonio Vives, p. 55)

El análisis de Antonio Vives Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica. Volúmen III, ofrece estudios de caso y análisis sobre el estado y progreso de la responsabilidad social en Iberoamérica, que incluye a los consumidores como motores de participación.

Los ciudadanos como individuos también tenemos responsabilidades acerca del impacto social que generamos con nuestro consumo. Bajo nuestra perspectiva, para hacer cabildeo no sólo se requiere de instituciones, si no también de consumidores responsables y congruentes que consuman de empresas y organizaciones que lleven a cabo los valores que predican, que no contribuyan con la desigualdad o dañen al medio ambiente, y que traten a sus empleados bajo condiciones justas. Dar seguimiento al avance de la RSE en México hoy es fundamental para crear juntos una plataforma económica más equilibrada y justa.

 

Bibliografía

Antonio Vives: Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica. Volúmen III. Edited by Cumpetere.

Consejo Internacional para Rehabilitación de Víctimas de Tortura (IRCT) (2007): Guía para el Cabildeo. El Proyecto del Financiamiento Sostenible.

Juan Felipe Cajiga Calderón: El concepto de Responsabilidad Social Empresarial. Cemefi. Available online at //www.cemefi.org/esr/images/stories/pdf/esr/concepto_esr.pdf.

Julia Romero Cabildeo Ciudadano (2014): El Cabildeo y la RSE. Psiquepol.

//www.cemefi.org/esr/images/stories/pdf/distintivo%20esr/convocatoria%20para%20obtener%20el%20distintivo%20esr%202014.pdf

 

Julia Romero

Comunicóloga y Maestra en Educación Intercultural

@Sashantia1

Participar activamente en la construcción de la sociedad en la que queremos vivir.

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En estos tiempos de incertidumbre política, social y económica es natural que nos preguntemos si existen otras formas de organizarse para vivir una vida mejor. A lo largo del tiempo han existido muchos tipos de gobiernos, casi todos con un común denominador, una jerarquía de poder basada en el paternalismo, trayendo consecuencias en muchos países del mundo. Aunque a unas naciones les ha ido mejor que a otras, a largo plazo el paternalismo es un camino que solo puede llevar a una cosa: la dependencia.
 
Hoy más que nunca se demuestra que la democracia sin participación no existe. Y que la participación no se reduce simplemente al voto. Un país está continuamente en la construcción de la democracia, y para lograr su consolidación hay que salir del paternalismo. Eso nos lleva a dejar de ser dependientes y empezar a ser autogestivos, lo cual no implica anarquía sino simplemente tomar un rol activo en la construcción de la sociedad en la que queremos vivir, sabiendo que es un proceso constante y que para ello se requieren espacios y procedimientos claros y transparentes.
 
En este sentido, una buena noticia es que hay muchos proyectos y estructuras verdaderamente innovadoras que están surgiendo en México y que desafortunadamente son desconocidas. Me gustaría hablarles acerca de las fundaciones comunitarias, a partir de un gran ejemplo: Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC).
 
Las Fundaciones Comunitarias (FCs) son organizaciones que vinculan a los sectores público, privado y sociedad civil, es decir, empresas, gobiernos locales y federales, ciudadanos, y academia para resolver las problemáticas de la región. Son nuevas formas de organización que están generando un impacto positivo en el empoderamiento de la sociedad civil, de los ciudadanos.
 
México es el país de América Latina con mayor número de FCs. Una de las más grandes es la Fundación del Empresariado Chihuahuense que, en sus propias palabras, es “un vehículo que utilizan más de 31,000 empresarios chihuahuenses para hacer llegar su apoyo a la comunidad.” Esta organización nació del sector privado para reunir recursos de empresarios locales y canalizarlos en proyectos de ciudadanos y organizaciones de la región a través de convocatorias públicas. FECHAC se especializa como donante sobre todo en los temas de educación básica integral, salud preventiva y desarrollo de capital social. “Trabajando en colaboración a través de Fechac, empresarios, gobierno y sociedad civil, hemos impulsado más de 2,868 proyectos con una inversión superior a los 1,398 millones de pesos para impulsar el desarrollo humano y social de los chihuahuenses.” Como otras FCs, FECHAC fortalece a proyectos e iniciativas, pero no financia ningún proyecto al 100%. Esto representa cierto rompimiento con el esquema de paternalismo antes mencionado, pero sobre todo genera nuevas fuentes de financiamiento para los proyectos sociales y culturales de la región. Aunque no se puede pretender que una sola organización acabe con los problemas de una región, ni que nos saque del paternalismo (de nuevo, eso sería una forma de pensar paternalista), es un ejemplo de organización ciudadana que involucra a todos los sectores, y donde éstos no se excluyen sino que colaboran y obtienen beneficios a corto y largo plazo. Lo que quiero mostrar con este ejemplo es que la colaboración intersectorial da frutos y nos proveé de una visión a largo plazo, a partir de la cual podemos perfilarnos hacia una democracia participativa, más que a una democracia representativa.
 
Las FCs sirven como vinculo entre los distintos sectores de la sociedad y fortalecen los proyectos e iniciativas locales con el objetivo de generar un círculo virtuoso de participación social y económica. Finalmente el futuro tanto de las empresas como de las organizaciones está en estas sinergias, donde las empresas se tienen que volver más sociales e involucradas de manera real con su comunidad, y las organizaciones deben fortalecer su sustentabilidad y autogestión.
 
Para más información sobre Fundaciones Comunitarias en México y sobre FECHAC visita:
 
Julia Romero
Comunicóloga y Maestra en Educación Intercultural
@Sashantia1

(Imagen: www.estepais.com)

La autodefensa de Michoacán

Hace algún tiempo, por allí en 2009, se le escuchó a Germán Martínez, entonces presidente del Partido Acción Nacional que su objetivo político era “guanajuatizar” a México. Nadie entendió a qué se refería exactamente con ello, pero levantó amplias discusiones en los círculos políticos. Desde las bromas sobre el conservadurismo político, hasta su pretensión de pintar de azul las elecciones de dicho año (cosa que no consiguió). Pero el hecho quedó como una anécdota curiosa. Lo cierto es que hay estados de la República que, por su importancia, por sus circunstancias o por su situación actual, se convierten en verbos, en lugar de nombres propios; y uno de ellos es Michoacán. Pero no es cosa menor hablar de la “michoacanización” del país, puesto que el verbo que parece sacado de la política ficción, es en realidad, uno de los mayores riesgos que enfrenta la seguridad pública en todo el territorio nacional.

Mucho se ha hablado acerca de los riesgos que trae la administración de la justicia por cuerpos y organizaciones privadas y ajenas al estado. Ya se había establecido que una de las principales características que constituyen al estado es “el monopolio del uso legítimo de la fuerza” (Max Weber) y cuando esto falla, entonces lo que falla es el Estado mismo. Potencialmente a eso se enfrenta la nación cuando las autodefensas son legalizadas e incorporadas como una organización más del sistema político; no se hace por que ya se tenga control sobre ellas, sino que se hace – como medida desesperada – para tener control sobre ellas de manera efectiva.

El riesgo de la “michoacanización” de México es latente: basta voltear la mirada al estado de Guerrero (vecino de Michoacán) en donde el Gobierno estatal dotó de legalidad y tolerancia a las policías comunitarias, otorgándoles recursos del erario para su propio sostenimiento. La pregunta entonces es: ¿quién controla a los grupos autónomos que deciden tomar la justicia por su propia mano? El dilema es mayor cuando el Estado ha probado fehacientemente que no tiene capacidad efectiva de hacer frente al crimen organizado, pero la legalización de la justicia privada tampoco parece ser la vía más eficiente de resolver el problema. Aún así, el riesgo mayor es que este fenómeno comience a esparcirse por más entidades y que se vuelva entonces un cuerpo paramilitar creciente fuera de los límites legales del gobierno. Recordemos lo que pasó con las FARC y las zonas liberadas en Colombia. Sin duda que los estados y la federación han dado un paso audaz al incorporar a estas organizaciones al sistema, pero allí puede entonces difuminarse la delgada línea que separa la legitimidad de la venganza.

(Foto: www.noticias.starmedia.com)

Recientemente se ha podido observar en los medios de comunicación el camino que las reformas estructurales están siguiendo en nuestro país. México necesita urgentemente algunos cambios profundos que lo vuelvan mucho más competitivo y que lo doten con herramientas globales que le permitan insertarse en una nueva realidad mundial.

En ese sentido, la llegada en diciembre de 2012 del Presidente Enrique Peña Nieto marcó una nueva tendencia reformista para la nación, pues una de las primeras acciones que se llevaron a cabo fue la firma del “Pacto por México”, mismo que ha servido como vehículo de negociación entre las diferentes fuerzas políticas. Como se puede sospechar, siempre que un gobierno comienza, debe aprovechar el periodo de gracia natural que se le ha de conceder en la esfera pública para este tipo de acciones concretas.

El “Pacto por México” ha permitido transitar algunas reformas importantes, como por ejemplo la de telecomunicaciones y la educativa, sin embargo, se acerca en los próximos periodos en que el Congreso habrá de sesionar extraordinaria u ordinariamente la “madre de todas las batallas”: la reforma energética. ¿Por qué razón lo anterior? Precisamente porque este tópico está fuertemente anclado a los atavismos culturales mexicanos que se han formado a luz de muchos años y sobre los cimientos de una cultura política profundamente arraigada en torno a temas tabú, como es la soberanía energética.

Por tal razón, la campaña de negociación para avanzar la reforma energética no nada más tiene que ver con negociar con las fuerzas opositoras su aprobación, sino que tiene que empezar por convencer a los mexicanos que “el petróleo sigue siendo de todos”. No obstante lo anterior, la retórica contraria, como por ejemplo la utilizada por Andrés Manuel López Obrador en el sentido que la reforma es “el robo del siglo” para México, cae en tierra profundamente fértil para la desinformación, la manipulación política y la consecución de réditos de índole política y pública partidista.

El gobierno federal enfrentará una de sus pruebas más complejas y el “Pacto por México” será sometido a gran presión para dar resultados. A pesar de lo anterior, el “pacto” ha sobrevivido ya a una elección intermedia (local) y parece que aún le queda un poco de vida. Probablemente esto se deba a que la oposición política está pulverizada, pero aún a pesar de ello, se debe aprovechar todo lo que este pacto puede aún generar. Quizá no vuelva a existir otra oportunidad de negociar políticamente las cosas como está sucediendo ahora mismo. El Gobierno de la República tendrá nuevos desafíos (como por ejemplo, la inseguridad en México o lidiar con el tema de cooperación en dichos asuntos con Estados Unidos) y va a requerir todo el potencial de que es capaz. Aún mejor si todo esto sucede después de que las reformas se aprueben y México comience a despegar su vuelo en el ámbito económico.

Después de interminables pláticas acerca del cabildeo y todos sus beneficios con las personas que compartimos nuestros sentires y pensares en este blog, decidimos abrir un espacio a la idea de que el cabildeo se encuentre en manos de los ciudadanos, de ahí el nombre del blog. Aunque ésta idea suena muy simple, en la realidad ciudadana de nuestro país no se refleja así. Y es que el cabildeo es la perfecta oportunidad para tomar acción, porque implica mucho conocimiento de la realidad política de un país, el saber tomar las oportunidades que presentan los cambios de gobierno, así como la disciplina de conocer cada documento que se emite junto con cada promesa de gobierno, entre otras cosas. El cabildeo también puede ser un arte, o por lo menos se podría considerar como el el arte de la comunicación política y los intereses privados. Pero he ahí la cuestión, el cabildeo, por lo menos en México, sigue siendo una actividad llevada a cabo por un grupo minoritario de personas, por lo tanto es un área enorme para explorar, y llena de oportunidades con un potencial enorme para la incidencia ciudadana. Y de ahí nació la idea de este blog. Para abrir discusiones acerca del cabildeo y llevarlas a la sociedad civil.

Los colaboradores de éste blog, estamos convencidos de que el cabildeo es una actividad que tiene que comenzar a estar en manos de la sociedad civil, y que eso implica ciudadanos comprometidos permanentemente, dispuestos a proponer y actuar en beneficio de la comunidad y comunidades que forman a un país.

Con esto dicho, damos la bienvenida a todos aquellos que visiten nuestro blog, en busca de respuestas acerca del cabildeo, o mejor aún, con más preguntas, que serán una fuente de inspiración para nosotros, para seguir explorando la relación entre cabildeo y ciudadanía participativa.

¡Bienvenidos!