En la semana que comienza, un tema estará vigente dentro de la agenda bilateral de México y Estados Unidos: el reportaje publicado por el diario alemán Der Spiegel, en el que se da cuenta de cómo la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos espió el correo electrónico del Presidente Calderón. Como si haber espiado al Presidente Peña Nieto cuando fue candidato no fuera suficiente, ahora un nuevo escándalo se suma a la interminable lista de acciones ilegales que el gobierno del Presidente Barack Obama ha implementado en esta materia.

El espionaje al correo electrónico del Presidente Calderón incluyó además, a todas aquellas direcciones del dominio contenido en la Presidencia de la República, por la que entonces se pudieron inflitrar en conversaciones de alto nivel, recabando datos no solamente en cuestiones de seguridad, sino también, económicas y de política pública, todas aquellas que favorecían a las inversiones internacionales, de acuerdo con la información obtenida ilegalmente, según refiere el diario alemán.

Las consecuencias de dichas acciones estadunidenses apenas están por verse, pues esto llevará sin duda a tensar aún más las relaciones entre los gobiernos de ambos países. No obstante, México no hizo ningún tipo de reclamo enérgico, y parecía más bien que el Presidente Peña sugirió al Presidente Obama que pusiera más atención en dichos detalles. Al final del día, este episodio vuelve a abrir una vieja herida: la misma que expulsó al embajador Carlos Pascual como representante diplomático de Estados Unidos en México, y la misma que provocó que la presidenta de Brasil, Dilma Roussef cancelara una reunión bilateral con el Presidente Obama.

México tiene que actuar en consecuencia. Si la vez pasada no hizo un reclamo mucho más enérgico, ahora lo tendrá que hacer con mucha más razón. En este momento cuenta con todo el apoyo internacional; sin embargo, quizá la estrategia del Gobierno de Peña Nieto sea otra. Lo que sí queda claro es que, en este momento, el Gobierno de la República podría también encontrar un punto de unidad entre los mexicanos, algo que le daría mucha legitimidad. Ahora la necesita más que nunca, cuando el tema de seguridad y el tema económico siguen sin dar color para muchos conciudadanos que se sienten decepcionados de su gobierno.